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Conozca las herramientas para aprender a gestionar riesgos en cualquier empresa

Cesce

La construcción de un plan de gestión de riesgos no solo implica prever eventos internos como fraudes o incumplimientos normativos

Alejandra Rico Muñoz

En el actual y dinámico escenario empresarial, la gestión de riesgos se ha convertido en un pilar esencial para asegurar la resiliencia y el éxito de las organizaciones a largo plazo.

La gestión de riesgos va más allá de la identificación y evaluación de posibles amenazas. Se trata de un enfoque estratégico que involucra la elaboración y aplicación de protocolos eficaces para mitigar riesgos, tanto internos como externos. La anticipación y la preparación son fundamentales para hacer frente a situaciones imprevistas que puedan poner en peligro la continuidad del negocio.

“Navegar en la incertidumbre es una habilidad esencial para cualquier empresa en la actualidad. Si bien es bastante complejo prever todos los escenarios, especialmente aquellos que van más allá de nuestras capacidades, contar con un plan de gestión de riesgos sólido, brinda a las organizaciones una ventaja competitiva al estar mejor preparadas para enfrentar lo inesperado”, explicó Manuel Arévalo, presidente & CEO de Cesce en Colombia.

La construcción de un plan de gestión de riesgos no solo implica prever eventos internos como fraudes o incumplimientos normativos, sino también anticipar los riesgos externos, como las fluctuaciones económicas, los cambios en la cadena de suministro, situaciones de impago y hasta los desastres naturales. Para asegurar la eficacia de estos planes, es esencial tener algunos factores al día.

Uno se ellos es el intercambio de información, promover la interacción activa entre departamentos y responsables mediante reuniones periódicas, colaboración en las distintas tareas y desarrollo de sistemas de comunicación eficientes.

“También es importante tener una comunicación activa con los clientes. En nuestra experiencia, esto nos ha permitido tener alertas tempranas y concretar acciones para mejorar el recaudo con clientes vencidos. Esta sinergia multiplica la percepción de riesgos y soluciones potenciales”, agregó Arévalo.

El segundo factor es la agilidad en la toma de decisiones, es decir, empoderar a los mandos intermedios para tomar decisiones informadas y rápidas. Al reducir la rigidez en la estructura organizativa, se permite una respuesta más ágil y adaptable a las situaciones cambiantes.

El tercero es la decisión informada, facilitar la comunicación fluida entre los analistas de riesgos, los encargados de la planificación y todos los niveles de la organización. Esto asegura que las decisiones estén respaldadas por información precisa y actualizada.

Como cuarto ítem está la prevención de impagos, realizar controles periódicos de facturación es esencial para revisar acuerdos, mantener una contabilidad precisa y estar al tanto del flujo de efectivo de la organización, lo que impacta positivamente en su imagen. La contratación de otros servicios como herramientas de gestión de cobros o el seguro de crédito, como la mayor herramienta que recoge todos los aspectos anteriores, ofrece una alternativa efectiva para administrar cuentas, analizar perfiles, blindarse ante dificultades de pago de proveedores y mejorar la estrategia de riesgo.

En quinto lugar está involucrar al capital humano, reconocer que colaboradores satisfechos y valorados son activos clave en la resolución de crisis. Es muy importante fomentar un entorno en el que los trabajadores se sientan parte integral del proceso de gestión de riesgos puede marcar la diferencia en la superación de desafíos, explicó Arévalo.

Por último, dijo, está el plan de contingencia. Establecer y reforzar un plan de maniobra que permita a la empresa afrontar gastos inesperados, situaciones adversas, entre otras. Un enfoque financiero proactivo asegura la solvencia durante momentos de incertidumbre.

“Al implementar estas ideas en conjunto con la adquisición de herramientas de gestión empresarial, como el seguro de crédito, no solo se logra establecer una estrategia sólida frente al riesgo, sino que también se optimiza y protege la liquidez, se garantizan los pagos y se potencian las actividades comerciales clave con cualquier proveedor o cliente. Esto es considerado una inversión en la supervivencia y competitividad de la empresa en un entorno empresarial en constante cambio”, concluyó Arévalo.

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