Alta Gerencia

Ebitda, una clave para determinar la rentabilidad

Merian Araujo

En el transcurso del primer trimestre del año, ya las compañías se han puesto a la tarea de publicar sus resultados financieros referentes a la actividad realizada en 2012.

Y resulta clave para las empresas es mirar la viabilidad de sus actividades y medir con minucioso cuidado indicadores como el Ebitda, que ayudan vislumbrar la verdadera rentabilidad de los negocios.

Entre otros factores, explica el experto en empresas, Carlos Rodríguez, dentro de los balances de las organizaciones hay algunos indicadores que permiten mirar con mayor claridad el tema de la productividad y, con ello, tomar unas decisiones más acertadas sobre cuando comprar o vender una empresa, y por cuánto hacerlo.

Dentro de este escenario, el Ebitda (Ganancias calculadas antes de los impuestos, gastos financieros, depreciaciones y amortizaciones) ha tomado relevancia durante los últimos años, porque ayuda a entender cuánto puede generar un proyecto.

Pero, ¿qué hay que tener en cuenta a la hora de calcular este indicador? Lo primero: hay que estimar sobre los ingresos operacionales obtenidos, la reducción de los costos y gastos inherentes al proyecto.

Con estos gastos, se hace referencia, por ejemplo, a la papelería, amoblamiento de instalaciones y demás elementos que estén comprendidos dentro del funcionamiento vital de la empresa. Por ejemplo, sillas para un colegio, computadores para una oficina o mesas para un restaurante.

En segundo lugar, “para mirar solamente la producción de las actividades de la empresa, no se estima el pago de impuestos, gastos financieros, depreciaciones y amortizaciones”, explicó Gonzalo Palau, economista de la Universidad del Rosario.

Dentro de este grupo, cabe tener claridad que los gastos financieros corresponden a los pagos de intereses o todo costo que represente financiar los proyectos de la empresa con recursos de un tercero, como un banco. Es decir, los intereses.

Las depreciaciones, a su vez, son las devaluaciones que sufren los bienes de la empresa, durante un periodo establecido y por el cual, al final, deben renovarse. Por ejemplo, computadores o autos que en algunos años pierden su utilidad y representan una reducción dentro de los activos de la compañía.

Finalmente, las amortizaciones se definen como los pagos que debe realizar la compañía en un periodo de tiempo. Por ejemplo, en este grupo entra la cuota fija de amortización que paga una organización para cancelar un crédito, a través del abono al capital para reducir la deuda.

Y es importante que estos cálculos sean claros, pues ayudan a determinar el atractivo de la empresa en el mercado. “Lo que esto traduce es que el Ebitda es la ganancia del negocio. Desde allí, todo depende de cómo la empresa maneje sus finanzas”, agregó Palau.

Por su parte, Rodríguez explica que las empresas, antes de realizar compras o ventas, miran cuál el flujo de caja operacional de una entidad. “Un ejemplo es el caso de Avianca, que tenía problemas, porque no habían administrado bien los gastos financieros. Sin embargo, llegó un grupo de empresarios que sí vieron la rentabilidad del negocio sobre su producción neta, Ebitda, y fortalecieron su actividad”.

Una virtud también puede convertirse en una debilidad
Precisamente por el cálculo neto que presenta el Ebitda, muchos factores sobre las operaciones de las empresas se quedan por fuera de los registros: “Con el Ebitda se pretende analizar la generación de valor de la organizaciones, pero no se tienen en cuenta muchos elementos externos”, señaló Carlos Rodríguez, especialista en empresas. Es por ello que señala que, aunque el indicador es importante en las finanzas, no debe ser el único elemento a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre las finanzas de una organización.

La opinión

Carlos Rodríguez
Especialista en Empresas

“Con el Ebitda se pretende analizar la generación de valor de la organizaciones, pero no se tienen en cuenta muchos elementos externos”.