Alta Gerencia

Educación y trabajo articulado, claves de la productividad

Lina Orozco

Según el FMI, Chile es el país de América Latina con mejor índice de rendimiento, con US$24.170 de producción per cápita, seguido por Argentina (US$ 22.459) y Uruguay (US$21.387). Entre tanto, Colombia se ubica en el puesto séptimo, por encima de República Dominicana, Venezuela y Ecuador.

En este sentido, en palabras de Harold Silva, director Centro de Estrategia y Competitividad de la Escuela de Negocios de la Universidad del Norte, la principal herramienta para apostarle al desarrollo económico y social colombiano debe ser la educación.

El académico destaca que muchas naciones en el mundo han puesto esta estrategia como motor trascendental para ser realmente competitivas, transformándose en verdaderos ejemplos para otras.

Cita casos como Corea, Japón, Singapur y Taiwán. “Esta última pasó de ser una sociedad de agricultores a una sociedad de industriales, basados en la educación”, refiere. 

“Tenemos que mejorar mucho en el tema de educación. Esta debe reorientarse en una educación para la producción, es decir, es imprescindible modificar los esquemas actuales”, coincide el economista Enrique Valderrama, presidente de la Federación Colombiana de Cooperativas de Ahorro y Crédito y Financieras (Fecolfin).

En esta misma línea, Silva destaca que estas acciones solo se logran con un trabajo articulado de muchos actores, entre los que se encuentran las empresas, la academia y el Gobierno. “Trabajar desorganizadamente es sinónimo de atraso.  Lo que hoy realmente se busca es una labor coherente del Estado, las organizaciones, los colegios y universidades. Si esta sinergia no ocurre, seguiremos clasificando las naciones entre ricas, pobres y en miseria absoluta”, sostiene.

Desde las empresas nacionales, apunta Valderrama, uno de los retos más importantes consiste en la implementación de herramientas tecnológicas que le permitan a Colombia competir en escenarios globales. 

No obstante, el empresario concuerda en que se debe trabajar de la mano con el Estado para impulsar y contribuir a la inversión en tecnologías, teniendo en cuenta que una gran parte de la industria colombiana está conformada por pequeñas y medianas empresas que no cuentan con los recursos suficientes para desarrollarse en los aspectos científicos y tecnológicos. 

Para Saúl Pineda, director del Centro de Competitividad de la Universidad del Rosario, otro de los requisitos determinantes debe ser el esfuerzo de las empresas por introducir innovación en sus procesos productivos, todo a la vez que estas contribuyan a aumentar los niveles de sofisticación y diversificación de la oferta de bienes y servicios del país.

Al respecto, Valderrama señala que lo que se debe procurar es romper paradigmas y apostarle a potenciar la creatividad del talento humano.

De igual forma, Pineda es enfático al afirmar que la competitividad del país, que se expresa en mayor productividad, está ligada también a que se disponga de la infraestructura y la logística necesaria para que los productos elaborados en el territorio nacional no se enfrenten a enormes dificultades, por ejemplo, en la conexión con los puertos, debido a los atrasos en estos dos ámbitos.

“Hay una responsabilidad del Estado para proveer bienes públicos  que sean garantes de que nuestros productos puedan entrar con éxito y a bajo costo en los mercados internacionales”, argumenta. 

Así mismo, en concordancia con Pineda, el Gobierno y la academia tienen la tarea de lograr integrar la oferta educativa con las necesidades de los empresarios, que demandan alta calidad de mano de obra. “Los apoyos en materia promoción de ciencia y  tecnología recaen sobre el Estado y las universidades, para garantizar que los programas correspondan a las exigencias actuales”, indica.

El experto comenta que cuando se compara la productividad de Colombia con la de Estados Unidos es posible identificar que se necesitan como 4,5 trabajadores colombianos para producir lo mismo que un solo trabajador norteamericano. “Eso significa evidentemente que tenemos rezagos en varios aspectos y debemos evaluarlos”, concluye.

En 2025, 85% de la población vivirá en zonas urbanas
Los especialistas estiman que en 2025, 85% de la población de América Latina vivirá en zonas urbanas. Las 198 ciudades más  importantes de la región aportarán 65% del crecimiento económico. Las empresas tienen la capacidad de diagramar estrategias para mejorar la productividad y optimizar sistemas internos. Así las cosas, “el desafío de América Latina es mejorar los índices de productividad. Si bien las políticas públicas condicionan las variables económicas, las empresas tienen mucho por hacer  para mejorar sus desempeños”, dice el informe. El capital humano de una compañía es su recurso más importante y  una gestión eficiente puede mejorar varios índices. Aquí la incorporación de tecnología agiliza el  rendimiento de las personas.

Las Opiniones:
Harold Silva
Dir. centro de estrategia y competitividad Escuela de Negocios de Uninorte

“Los empresarios deben ver la educación como una inversión para fortalecer el desarrollo económico, social y humano colombiano” .

Enrique Valderrama
Economista

“Si en Colombia queremos ser líderes productivos es fundamental apostarle a la implementación de nuevas tecnologías”.