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El intento de Chile por reducir el tráfico cumple con la “Ley de consecuencias imprevistas”

De 77 a 90 minutos: Meses después de que Santiago de Chile implementara una drástica reforma a sus anticuadas rutas de metro y autobuses con la intención de reducir el uso de autos, el congestionamiento y la contaminación, muchos viajeros abandonaron el transporte público a favor de los autos. 

Debido en parte a que la implementación en 2007 del sistema de eje radial requería mucho más transbordos, el tiempo de viaje diario promedio aumentó de 77 a 90 minutos, la demanda de taxis se duplicó, el inventario de vehículos privados creció entre 5 y 8 por ciento y los niveles de monóxido de carbono se elevaron 27 por ciento, según un equipo encabezado por Francisco Gallego, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Fuente: Revista de Economía Pública.