Educación

El libro clave para directivos: el poder de los hábitos

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Un gerente debe manejar los hábitos de su liderazgo

Jorge Iván Gómez

Por razones de mi trabajo como profesor e investigador en temas de dirección, vivo muy pendiente de las novedades editoriales en el campo del management y la estrategia. Recientemente llegó a mis manos el libro “El poder los hábitos” del autor estadounidense, Charles Duhigg. En esta columna quiero recomendar este libro porque, a mi juicio, la creación y consolidación de hábitos es uno de los pilares de éxito de cualquier directivo.

El poder es la capacidad que nos permite que las cosas sucedan, mientras que los hábitos son comportamientos que, a base de repetición, nos autogobiernan. Cuando forjamos hábitos nos acercamos a nuestros objetivos de una manera más efectiva. Aristóteles señalaba que la clave para ser excelentes no estaba en la naturaleza, ni en la instrucción sino en los hábitos.

¿Por qué es tan difícil cambiar?, ¿por qué cada vez que hacemos un propósito comenzando el año, días después, descubrimos que no logramos el objetivo y lo abandonamos? Estas preguntas nos surgen a diario y muchas veces nos llenan de frustración y desesperanza.

Nuestra gran realidad es que tenemos hábitos positivos y negativos y ambos influyen de manera profunda en nuestra conducta. Unos son fruto del trabajo arduo, como hacer deporte, mientras que otros surgen naturalmente por algún estímulo como fumar o tomar. La buena noticia es que podemos elegir nuestros hábitos; la clave está en descubrir cómo funcionan.

¿Cómo funcionan los hábitos?
Los hábitos se forman para ahorrar esfuerzo y su función principal es permitirle al cerebro dejar de participar conscientemente de la toma de muchas decisiones diarias. En igual sentido, la característica de ambos, tanto los positivos como los negativos, es que se forman a partir de un ciclo que los expertos, fruto de muchos estudios, han señalado como el ciclo de los hábitos (Duhigg, 2012):

Paso 1. La señal: consiste en un estímulo del medio exterior que nos activa el cerebro para realizar cierta actividad. Por ejemplo, oír cierta canción, ver cierta imagen, recordar algún momento o un aroma.

Paso 2. La rutina: consiste en la realización del hábito mediante la ejecución personal de la actividad. Por ejemplo fumar, hacer el deporte tomar café en la mañana.

Paso 3. La recompensa: Es el momento de placer o satisfacción personal que el cerebro recordará automáticamente con una nueva señal. Por ejemplo, lo que sentimos cuando nos hemos tomado el café o la sensación que produce un cigarrillo o la finalización del ejercicio.

Lo interesante de los estudios, libros e investigaciones recientes es ver cómo las personas que en el pasado tenían un hábito negativo pueden identificar cada una de estas fases y descubrir que interviniendo alguna ellas logran superar el hábito negativo. Esto quiere decir que si observamos el patrón de un hábito, podemos identificar la señal e inmediatamente cambiar la rutina, lo cual nos puede llevar a modificar el hábito mismo.

Asimismo, lo crucial para erradicar hábitos negativos y construir unos positivos consiste en que a medida que vamos trabajando en ellos, descubrimos mejoras en otros aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, quien decide hacer ejercicio no solo mejora su físico sino su salud mental, su peso, su descanso nocturno y su energía durante el día.

William James señalaba que nuestra vida, al final, no era más que una masa de hábitos (prácticos, emocionales e intelectuales) que están sistemáticamente organizados para el bien o para el mal y nos conducen hacia nuestro destino (Duhigg, 2013).

Por esto, un directivo debe leer no solamente sobre los temas de actualidad sino además pasar al siguiente nivel a partir de lecturas que enciendan su reflexión y ayuden a mejorar su desempeño personal. El libro El poder de los hábitos es un buen ejemplo de una lectura para directivos y empresarios que quieran crecer en su propio liderazgo y autogobierno.

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