Hacia un modelo de dirección empresarial
lunes, 19 de septiembre de 2016
Jorge Iván Gómez
Primer pilar:
Toda organización debe contar con un modelo de negocio que, básicamente, responda a la pregunta: ¿cómo gana dinero la empresa? Un buen modelo involucra los asuntos de la estrategia competitiva, la captura y entrega de valor a los clientes, los productos o servicios, la creación de una ventajas competitivas que aseguren una posición estratégica en el mercado. Por ejemplo, Pixar, mediante historias captura la atención de los niños; Apple, por su parte, seduce a sus clientes a través de un diseño y una experiencia de marca a través de productos.
Segundo pilar:
Toda empresa debe contar con una estructura organizada, coordinada y motivada. Este pilar responde a la pregunta: ¿cómo coordino a las personas? Para este propósito, los directivos deben saber definir los encargos, los objetivos y, sobre todo, las expectativas que tienen de cada una de las personas que están bajo su mando. Un buen ejemplo fue la capacidad mostrada por CEO como Jack Welch (GE) y Jonh Browne (BP), quienes movilizaron a sus organizaciones en función de objetivos y metas. Welch creó una cultura de la formación y el entrenamiento gerencial sin precedentes; Browne cambió las reglas de juego en la industria del petróleo a partir de la autonomía en los equipos y el feedback entre pares.
Este pilar requiere, en especial, el uso de ‘soft skills’ como la comunicación, la formación, el trabajo en equipo y la delegación. El problema radica en que los directivos saben resolver sus problemas operativos, pero muchas veces se quedan cortos frente a las dinámicas inciertas de las relaciones humanas.
Tercer pilar:
Toda empresa debe contar con un gobierno corporativo. Este responde a la pregunta: ¿cómo reparto el poder y cómo aseguro la continuidad de la organización en el largo plazo?
Todo gobierno corporativo tiene dos grandes pulmones. Por un lado, los comités de dirección o de gerencia y, por otro, las juntas directivas. Este pilar es uno de los más sensibles porque exigen una relación prudente y constructiva con los propietarios de la empresa y sus representantes y, adicionalmente, con los ‘stakeholders’ que influyen de forma positiva o negativa en el futuro de la empresa.
Cuarto Pilar:
Toda organización debe forjar una cultura. Muchas empresas actúan como si fueran la sumatoria de individuos y olvidan que requieren actuar con espíritu de cuerpo y unidad; por eso se llaman corporaciones. La cultura se forja de dos maneras: en primer lugar, recordemos que los directivos se comunican siempre y, en ocasiones, verbalizan; por tal motivo son un imán de la cultura a través de su coherencia y ejemplo. En segundo lugar, mediante la formación y la comunicación de los valores de la empresa y la creación de un lenguaje y unas narrativas comunes. Por tal motivo, una organización sin valores compartidos es un proyecto económico que no genera aprendizajes, ni unidad.