Música

Nick Cave y las lecciones de liderazgo y resiliencia de un clásico musical en vida

Nick Cave lleva desde 1979 realizando una carrera que es un ejemplo de resiliencia, tanto en su vida personal como en la musical

Expansión - Madrid

De músico de culto a artista para una audiencia amplia e intelectual. Nick Cave lleva desde 1979 realizando una carrera que empezó de forma kamikaze para terminar rindiéndose a la canción, agresiva o melódica, de forma metódica. Es sabido que utiliza horario de oficina actualmente para componer.

Sus inicios fueron con el grupo de post punk Birthday Party. Disueltos estos, como solista, si se puede emplear ese término aquí, empezó a publicar álbumes bajo el nombre Nick Cave and the Bad Seeds. Los Bad Seeds, su banda, desde el lejano From Her To Eternity hasta el reciente Ghosten han cambiado innumerable veces de miembros, sin resentirse la calidad de la música. A pesar de estar supeditados a lo que Cave diga, prácticamente la mayoría de los que han pasado por el grupo han tenido una personalidad fuerte y, en algún caso esporádico, una fuerte influencia musical en el final del producto. No funcionan como The Beatles o Queen, donde hasta John Deacon o George Harrison eran capaces de firmar por ellos mismos obras maestras, siendo singles de éxito masivo. Los Bad Seeds saben que deben atenerse a la coautoría.

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Una cultura para el liderazgo

El liderazgo de Cave es algo que, tras tantos años de entradas y salidas, es ineludible describirlo como férreo y a la vez flexible, logrando la yuxtaposición entre ambas actitudes, dejando a sus músicos cierto espacio para la participación compositiva. Personas como Mick Harvey o Brixa Bargeld no son fáciles de tratar, en especial el último. Cave fue capaz de sacar lo mejor de los mismos. Y eso en una carrera salpicada por los estupefacientes, los excesos de la carretera y las tragedias. Sus devaneos estilísticos, contrariamente a hacerle perder audiencia, han conseguido que sea capaz de poder dar charlas donde, esporádicamente, se pone a tocar el piano ante alguna pregunta de los congregados allí, espectadores privilegiados que pagan un alto precio para acudir a jornadas tan peculiares. En realidad, el caché de Cave ya es de por sí grande, y ahora mismo es imposible verlo por menos de US$70, sea en solitario en estas conversaciones con seguidores, o con los Bad Seeds.

También ha sabido expandir su visión musical en el séptimo arte. Con su compañero en Grinderman y miembro de Bad Seed, Warren Ellis, ha firmado las partituras de películas tan sugerentes como El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, la adaptación de La carretera, novela de Corman McCarthy, Wind river o Máquina de guerra. Dos de las citadas con Brad Pitt entre sus actores. El dúo no sólo se delimita en el cine, también realizan bandas sonoras para obras de dramaturgia o novelas clásicas, encargos que les hace la compañía teatral Vesturport.

A nivel de canciones, ya es un clásico de las películas desde que Wim Wenders sacara al cantante y su banda interpretando un par de temas en el clásico del cineasta alemán El cielo sobre Berlín. Es sólo un ejemplo más, entre los que destacan, por su componente mediático, también incluir canciones suyas en la franquicia Scream con Red Right Hand. Esta misma canción es el tema principal de la aclamada serie Peaky Blanders, tanto la interpretación original como versionada por otros artistas o bandas de la talla de Patti Smith, Iggy Pop o los Artic Monkeys, entre otros.

Sus grandes éxitos de los noventa resultaron sus colaboraciones con P.J. Harvey y Kylie Minoge. Sería injusto no mencionar Into My Arms, canción de consuelo y esperanza.

Para entender la estatura musical de Cave, sólo hay que ver que Johnny Cash, en sus discos de resurrección artística y de crítica, adaptó la tonada The Mercy Seat, que apareció por primera vez en el disco del australiano con los Bad Seeds Tender Prey, editado en 1998. Finalmente Cash y Cave cantaron un tema a dúo, el clásico de Hank Williams I'm So Lonesome I Could Cry. Se incluyeron en dos de los volúmenes de los llamados American Recordings, donde el rey midas de la producción de los últimos treinta años, Rick Rubin, supo sacar lo mejor de Cash en su época crepuscular.

Más humano a pesar de todo

Por si fuera poco, Cave ha hecho sus pinitos escribiendo, con dos recomendables y enrevesadas novelas. Lo más increíble de todo es haber llevado a cabo tantos proyectos con tantas contrariedades. Es un ejemplo de resiliencia, tanto en su vida personal como en la musical. Pudo salir de la heroína en más de dos ocasiones. Actualmente está limpio. A ello hay que sumar la tragedia de perder a dos hijos. Este año falleció su primer hijo a los 31 de edad. No se sabe la causa del fallecimiento. Lo terrible es que hace siete años sufrió la pérdida de otro de sus hijos, Arthur, a los 15 años. El joven, que tenía un hermano gemelo, consumió LSD y se cayó accidentalmente de un acantilado. Cave, a través de dos discos y un documental, ha lidiado con la pérdida de Arthur de la mejor manera posible, como una especie de catarsis creativa. Llegó a abrir en su web una sección de preguntas, donde elegía responder las cuestiones más interesantes que le llegaban de sus fans.

Todavía está abierta. En esas conversaciones elegiacas del siglo XXI dado su carácter tecnológico, Cave reflexiona sobre la vida, el arte, la muerte e incluso, recuerdo, dio consejo a un adolescente que le preguntaba cómo sobrevivir siendo un inadaptado de la sociedad. En una carrera tan extensa, ha tenido que asistir a funerales de artistas amigos que se fueron demasiado pronto, caso de Michael Hutchence, el icónico cantante de INXS.

Más humano que nunca, Cave es un clásico en vida, un valor en alza cuyos conciertos son más que conciertos, ceremonias para sus súbditos o el espectador casual. Va a tocar el 2 de septiembre en España, en el marco del festival Cala Mijas. Capaz de liderar una turbulencia de emociones a través de sonidos rápidos, ásperos, o emocionarte cual crooner con baladas sinceras, sin necesidad de ser lastimeras, sino valientes representaciones de los sentimientos de una persona que ha lidiado con más de lo que uno podría imaginar. Nick Cave ha llegado a sus 64 años con una trayectoria impecable, dándonos un arsenal de sobresalientes álbumes que sirven para casi cualquier ocasión, teniendo en cuenta lo extenso de su discografía. Es, lo que se llama, envejecer con dignidad.

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