Laboral

No solo con el sueldo mantiene a sus empleados

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Los trabajadores de hoy piden más metas que salario

Rodrigo Ferro Ruiz

Neymar da Silva Santos Junior renunció hace unos meses a lo que muchos consideran un sueño: jugar en el Barcelona FC. El brasileño, de apenas 25 años aunque parezca que lo hemos visto jugar toda la vida, dio un golpe al tablero y se marchó al PSG, equipo que, si bien tiene aspiraciones, evidentemente no se compara con el abandonado Barcelona en términos de resultados.

Este sonado caso tiene varias lecciones desde el punto de vista del manejo de talento. Si bien en nuestras empresas las contrataciones no son de millones de euros, es un hecho que la competitividad de las mismas depende de si tienen o no (o si retienen) el mejor talento para competir, igual que en el fútbol.

Hablemos primero de la contratación. Cuando las empresas lo hacen, igual que los equipos, la persona es/se siente la nueva estrella. Bienvenidas van y vienen y todo son ríos de leche y miel. Escoba nueva siempre barre bien. Sin embargo, pocas empresas se toman un tiempo para pensar cuál es el plan de carrera de esa persona a partir de ahora, dejando tan importante tema al vaivén de las emociones, léase el clima laboral que suele medirse con encuestas poco objetivas.

A lo largo de su carrera el empleado, al igual que el deportista, desarrolla amistades en el trabajo. Se entiende más con unos que con otros, lo cual es normal, y es allí donde un buen director técnico (gerente) está atento para incrementar la productividad de su equipo. No es un secreto que Neymar, Messi y Suárez hicieron las delicias de los amantes del fútbol. Un buen gerente debería hacer lo mismo en su compañía para beneficio de todos. Algunos lo logran, otros no.

Quienes articulan el equipo obtienen réditos importantes porque ese equipo trabaja para la compañía y no para el jefe. En distintas oportunidades hemos dicho que el peor error de un líder es no darse cuenta de que su equipo le hace caso para cuidar el puesto. Por eso un buen DT (gerente) permite que haya tensión pero administra cada situación a su favor para, al final, ganar el campeonato (el año, con buenos resultados).

Neymar tomó la decisión de irse. ¿Por qué? Otro error de la empresa. La mayoría piensa que las personas trabajan solo por el sueldo y con este caso queda demostrado que el dinero no lo es todo, incluso cuando corre a mares. Neymar no se fue por plata. Aunque hay empleados faltos de ética que usan a la competencia para negociar su salario, también hay empresas que creen que retendrán el talento ofreciéndoles aumento.

El trabajo es, prácticamente, un poco más de 35% de la vida de cualquier ser humano (considere que un 30% es dormir). En tal sentido, es muy importante ser feliz allí porque eso significa que estará comprometido y dispuesto a entregar la milla extra que pide un equipo/empresa de alto rendimiento.
El asunto parece más de motivación. Neymar ganó (creo) 10 títulos con el Barcelona. Pero quiere más. Es un millennial. Es de esa generación que pide más objetivos, más metas y no salario. Claro que le gusta el carro, la casa y todos los lujos que da un buen sueldo, pero para él, como buen millennial, eso no es suficiente. No tiene zona cómoda.

Neymar se fue, también, porque la empresa no supo retener el talento. No había estrategia. Estaba tan segura de mantenerlo con plata que por eso entró en pánico cuando el PSG (o mejor, el dueño del PSG) le giró los 220 millones de euros de la penalidad por terminar antes el contrato. ¿Está preparada su empresa para administrar, liderar y empoderar a este tipo de personas? Le recomiendo revisarlo. Pronto.

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