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Para el fundador de LinkedIn, tener un MBA no vale nada

Bloomberg

Reid Hoffman contó su historia y aconsejó a los emprendedores

Cronista - Buenos Aires

Reid Hoffman es el fundador de LinkedIn, pero antes intentó crear su propia red social y trabajo en LinkedIn, junto Peter Thiel, Max Levchin e incluso Elon Musk. En el marco del evento BA al mundo y entrevistado por el fundador y CEO del banco de bitcoins Xapo, Wences Casares, el emprendedor devenido en inversionista y miembro de la junta de Microsoft contó cómo fueron sus primeros años en los negocios online.

Su primer proyecto fue Social Net, una red social enfocada en la búsqueda de pareja y citas. “Fue mi primer proyecto y fue duro. Cada semana me equivocaba en algo y aprendía algo, pero al final fue un gran error” comentó Hoffman. Sin embargo, el no habla de los errores como algo malo, sino que los entiende como aprendizajes. “90% de lo que aprendí de redes sociales fue debido a mis errores. Estos, más tarde me permitieron crear LinkedIn y transformarme en un inversor”, señaló. Según explica, Silicon Valley desea equivocarse, sino que busca mejorar, y cuando alguien aprende las cosas correctas, después tiene más oportunidades de ser exitoso.

Su afinidad por el emprendedorismo y la web lo hizo conocer a Peter Thiel, uno de los cofundadores de la empresas de pagos online PayPal. “Yo sabía que en la facultad había alguien llamado Peter Thiel que estaba interesado en los negocios de internet y él sabía de mi existencia, pero no nos conocíamos. Recién en una clase de filosofía nos cruzamos y empezamos a hablar”, recordó. Cuando Thiel decidió armar PayPal, coordino con Max Levchin que cada uno pondría a un amigo suyo en la junta para consultarlo y lo eligió a Hoffman.

En un momento tuvo ganas de irse, pero le insistieron, lo pusieron en un puesto ejecutivo y se quedó. Así fue que trabajando en PayPal conoció también a Elon Musk, quién había creado X.com, una empresa de pagos que adquirieron. Se quedaban hasta las 11 de la noche en la oficina, a veces terminando un proyecto y otras veces hablando. Según contó, un día, Thiel se le acercó a Hoffman y le dijo: “yo se por qué seguís trabajando acá, conocés nuestro plan secreto: PayPal va a crear una nueva divisa que va liberar a la gente de los bancos y los gobiernos”. A esto el fundador de LinkedIn le respondió que él estaba trabajando para una compañía cuyo objetivo era facilitar los pagos con dólares y no sabía para cuál otra estaba trabajando él. “Cualquiera de ellos, Elon, Peter, Max, podría ser Satoshi”, interrumpió Casares.

Pasó el tiempo y Hoffman siguió en PayPal, al punto de que todo lo que era estratégico y pasaba por fuera del edificio dependía de él: gobierno, inversores, todo. “Estaba visitando a un amigo australiano cuando me di cuenta de que todos creían que la burbuja de internet había terminado y que el negocio se acababa ahí, pero que en realidad recién comenzaba y era cuestión de encontrar el próximo auge. Ahí decidir fundar LinkedIn”, explicó.

Actualmente, entre otros trabajos, es un conocido inversor y fue uno de los primeros en poner plata en la promesa de Mark Zuckerberg, hoy un monstruo de más de dos mil millones de usuarios llamado Facebook. Según reflexionó, su educación impactó de lleno en su éxito. La cuestión es que Hoffman no tiene un MBA, sino un master en Filosofía por la Universidad de Oxford e incluso duda al invertir en fundadores con orientaciones en negocios. “Creo que la filosofía me dio bases sólidas para evaluar plataformas que serán usadas por la sociedad. Al encarar un proyecto, siempre pienso que los siete pecados capitales son los que definen el consumo; LinkedIn, por ejemplo, es la avaricia. Por el otro lado, nunca invierto en fundadores con MBA o que hayan estudiado administración de empresas”, explicó.

Para el final de la charla, Casares le pregunto qué piensa de los escenarios apocalípticos que líderes como Elon Musk ven posibles debido a la inteligencia artificial y Hoffman se definió como un optimista. “Soy un tecnooptimista, creo que los beneficios que trae la inteligencia artificial superan ampliamente a sus riesgos. Gracias a estos desarrollos podemos identificar soluciones a problemas que traen otras tecnologías, como los últimos avances en genética, y evitar toda clase de escenarios catastróficos”, detalló y resaltó: “es cuestión de hacer cosas que reduzcan la posibilidad de escenarios distópicos y enfocarnos en aquellas que aumentan la chance de que caigamos en escenarios utópicos.”

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