¿Qué hacer para ganar la confianza de su jefe?

Esta no es una tarea fácil, pero con una serie de estrategias se puede lograr buenos resultados en poco tiempo. 

“En primer lugar, sería muy conveniente saber algo del jefe”, aconsejó Genoveva Vera, coach y experta en liderazgo, quien recuerda que cada líder valora cosas distintas de sus colaboradores, “por lo que sería importante saber qué tipo de comportamientos aprecia”.

Aún así, es muy complicado determinar qué tipo de persona es quien está al mando, pues la mayoría llega a un nuevo puesto sin tener idea de quién será el responsable último de su trabajo, a no ser que éste le haya hecho la entrevista de selección. Por eso, Vera recomienda “ponerse a disposición del jefe y mostrarse humilde para que desvele cuanto antes cuáles serán los objetivos que tendrá que cumplir el nuevo empleado”.

La experta en liderazgo también cree que es importante preguntar sobre todo aquello de lo que se dude, en lugar de lanzarse a hacer algo y cometer un error el primer día.

Por su parte, Marta Díaz,  CEO de Talentoscopio, considera esencial no dejarse influir por los otros miembros del equipo que puedan intoxicar su opinión. 

De igual manera, Díaz sugiere mostrarse natural y entusiasta  por aprender sobre la empresa. También es importante observar quién es quién en la organización, cuál es la forma de liderazgo del jefe y qué aporte diferente se puede hacer.

Otro punto a tener en cuenta tiene que ver con estar a la vanguardia, ya que “en la era de la transformación digital es indispensable que el talento adquiera estas competencias, porque ningún sector es inmune a la evolución que vive el mercado”, resaltó Díaz. 

Por su parte, Javier Sevilla,  director de Facthum Digital advirtió que “el jefe requiere  que le hablen de manera honesta. Esto no significa que haya que llevarle la contraria. Hay que ir al grano de manera profesional, proponiendo soluciones a los problemas reales del negocio”. Este paso debe hacerse luego de familiarizarse con los temas de la compañía. 

Es fundamental no caer en el halago fácil, pues existe una delgada línea entre reconocer el trabajo bien hecho a convertirse en un adulador.