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¿Qué implica tener una cultura empresarial realmente centrada en las personas?

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Fomentar un clima laboral favorable, aumentar la motivación con un enriquecimiento de puesto y empoderar incrementa el rendimiento y compromiso con la empresa.

El Economista - Ciudad de México

Cuando hablamos de cultura organizacional, tendemos a pensar en ella como algo inerte, algo escrito en las paredes, página de internet o manuales de onboarding, pero en realidad es algo vivo y visible que se experimenta día con día. Podemos definirla como aquello que no sólo refleja el carácter de la organización, sino también las características emocionales de los individuos dentro de ella. La cultura impregna desde un objeto mecánico hasta todo ser vivo capaz de transformarse y crecer.

Ahora bien, una cultura organizacional centrada en las personas está viva y ayuda a mejorar la vida de los colaboradores a través de un genuino entendimiento de sus necesidades, no tiene nada que ver con asumir que eso se sabe de antemano. Es más una comprensión de las necesidades de los colaboradores vistas desde su propia óptica.

¿Y por qué es importante que las organizaciones se centren en las personas? La respuesta es simple: las organizaciones que logran ofrecer una mejor experiencia a sus empleados ven reflejado eso en sus clientes. Empleado feliz, cliente feliz, empresa más eficiente y rentable.

Con el fin de llevar a la práctica una cultura centrada en las personas se deben implementar líneas estratégicas para conocer los valores, los objetivos, la personalidad y el proyecto profesional de todos los que contribuyen en la organización para tomar decisiones en función de eso.

Respondamos a la pregunta “¿este cambio beneficia a los empleados y a nuestros clientes?”. Por mucho tiempo la premisa fue “el cliente es primero y siempre tiene la razón”, no obstante, hoy es preciso integrar eso con el bienestar de los colaboradores. Cuando la respuesta a la pregunta anterior es “sí”, sabes que estás tomando una decisión adecuada; en caso de que la respuesta sea “no”, lo ideal es reevaluar el cambio. Toda metodología, proceso o acción debe pasar por esta prueba para ser implementada y contribuir a que la empresa esté efectivamente centrada en las personas.

Fomentar un clima laboral favorable, aumentar la motivación con un enriquecimiento de puesto y empoderar a las personas para que tomen decisiones y se hagan dueñas de sus propios procesos facilita su crecimiento, incrementa su rendimiento y su compromiso con “la empresa”. Aunque recordemos que las personas no se comprometen con las empresas, sino más bien con otras personas.

Desde luego, no se trata de romantizar el panorama. Toda compañía tiene un objetivo financiero y se requiere de trabajo en equipo para garantizar utilidades. El punto aquí es crear condiciones de trabajo que brinden respeto, retroalimentación, reconocimiento y flexibilidad en el proceso.

Si consideramos que una persona de Recursos Humanos gestiona cerca de 100 personas, es sumamente difícil que la labor de conocer a cada integrante quede en su haber. En ese sentido, el rol de los líderes se vuelve fundamental. Hay que tener líderes preparados, capaces de estar cerca de sus colaboradores y de entenderlos.

Los líderes necesitan pasar 80% con sus equipos y 20% frente a la computadora, anteponer las necesidades de los empleados a las propias, solo así comenzarán a involucrarse con ellos, a interiorizar sus necesidades y a tomar decisiones basadas en eso.

Hace poco, el caso de una baja en una empresa me hizo reflexionar al respecto. Se trataba de un colaborador que gozaba de flexibilidad en su trabajo, pero al enfermar su esposa, se vio en la necesidad de acompañarla a sus citas médicas. La organización no se lo permitió y finalmente el colaborador decidió renunciar. Esto nos deja claro que la flexibilidad no sólo significa dar la opción de trabajar de 8 am a 5 pm o laborar desde casa, sino que el valor de la flexibilidad depende de cada individuo, no de lo que suponga o determine la organización. Justo ese es el cambio de paradigma que encierra una cultura centrada en las personas.

Hoy más que nunca las empresas deben de tener una cultura organizacional adaptada y un liderazgo verdaderamente humano para cuidar a los trabajadores con el mismo ahínco con el que se cuida a la familia.

Todas las empresas contamos con una misión, visión y valores, pero sólo si llevamos eso a la práctica empezaremos a generar una verdadera cultura centrada en las personas.

*La autora es directora general de Factor RH y especialista en desarrollo de capital humano (@EstrellaVazquez)

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