Educación

Tres síndromes nocivos para una organización

Tenga cuidado con el “siempre se ha hecho así”

María F. Granados

Con frecuencia, al interior de las organizaciones hay situaciones que no están del todo bien, de esas que todo el mundo percibe, siente y detecta; pero tal como pasa en la vida real, nadie dice nada, ya sea por temor, por falsa prudencia o por el simple hecho de no entorpecer el logro de resultados. Lo bueno es que se puede trabajar y mejorar si se detectan a tiempo y por supuesto con un gran compromiso de sus líderes y de toda la organización en general.

Con base en lo anterior, existen tres síndromes, cada vez más presentes en los pasillos de las empresas, en las dinámicas de trabajo y en las mentes de las personas, lo cual nos indica que antes que revisar las metodologías de trabajo o en los procesos, es necesario un cambio de conducta, en el pensar y en el sentir de las personas que hacen parte de una organización.

Síndrome de lo obvio

En la dinámica de las organizaciones y hasta en la cotidianidad, nada es tan obvio como pensamos, pero, ¿qué trae consigo esta palabra tan incómoda para el oído pero tan placentera al expresarla?

El uso de la palabra “obvio” puede estar abriendo la puerta a un sinnúmero de malos entendidos, falsas percepciones y profundas equivocaciones en los procesos, que finalmente afectan los resultados y restan valor a la organización y también a nuestras relaciones interpersonales.

Lo que para uno puede ser obvio, para otro no tanto. Es necesario ser receptivos ante las dudas o confusiones de los otros para aclararlas. De esta manera, además, se propicia un ambiente de confianza que permitirá a los colaboradores expresar oportunamente y sin temor o incomodidad sus inquietudes.

Síndrome del “siachosí”

Por practicidad, para dejarlo grabado en la mente y abordarlo con menos negatividad y más proactividad, este síndrome corresponde a la famosa frase: “Aquí siempre se ha hecho así”.

Es una frase poco agradable y aunque hay elementos no negociables en todas las organizaciones, la mayoría de procesos en el mundo de hoy son mejorables cada vez más. Solo imagine expresar el “siachosí” a un millennial o a un profesional joven, de esos que quieren mejorar, aprender cada vez más y traer ideas frescas a la empresa. Con seguridad, este síndrome desataría frustración y resistencia al cambio, lo cual afectaría profundamente a cualquier organización hasta el punto de hacerla desaparecer por completo.

Así que la próxima vez que usted se enfrente al síndrome del “siachosi” alce la mano y muestre con argumentos válidos y consistentes sus ideas. Si está del otro lado y es usted quien lo dice, reflexione de inmediato y tenga una mayor apertura hacia la mejora continua y una nueva mirada sobre los procesos.

Síndrome del protagonismo

Todos queremos ser protagonistas en algún momento y ver cómo nuestras ideas y logros nos hacen brillar, tanto en el trabajo como en todos los ámbitos de la vida. No está mal, pero cuando esto se convierte en el principal interés, se desborda el ego y la humildad desaparece.

La mayor satisfacción de un líder debe ser el ver brillar a otros, apoyarlos en su camino y en su lucha por un éxito equilibrado. Así mismo, brindarles las herramientas, recursos, guía y un oportuno consejo que los lleve a ser cada vez mejores. Reconocer el esfuerzo de los demás, sus pequeños y grandes aportes, traerá consigo esa inspiración tan necesaria para el líder y la cual es indispensable para recorrer el arduo camino y alcanzar los resultados propuestos.

Dejar a un lado la arrogancia y la autosuficiencia y ayudar a otros a liderar garantiza a las organizaciones una nueva generación de directivos a su servicio. El éxito del líder radica en su capacidad para conseguir que los demás hagan correctamente aquello que tienen que hacer.

Aunque son solo síndromes o señales, si usted como líder los detecta a tiempo y tiene toda la humildad para reconocerlos y la voluntad para cambiarlos, seguramente se convertirán en una oportunidad para grandes cambios que al final favorecerán a la organización y, lo más importante, a usted como persona.

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