Cuidemos a los cuidadores
En algún momento de la vida, todos hemos tenido un familiar o persona cercana que ha necesitado el cuidado de una persona. Ya sea porque se encuentra en etapa final de la vida o porque por diferentes circunstancias necesitan ayuda para las actividades básicas de la vida diaria, como comer, bañarse o vestirse.
En promedio, se estima que los cuidadores, que en su mayoría son familiares del paciente, destinan entre seis y 15 horas diarias para el cuidado de la persona que tienen a cargo. En muchos de los casos, esto sucede durante los siete días de la semana, todo el año.
Ahora, si tenemos presente que 73% de los cuidadores cuidan a un paciente en promedio por entre 1 y 6 años, se hace primordial pensar en iniciativas y programas que vayan en pro del cuidado y la capacitación de los cuidadores.
El cuidado de nuestros familiares depende principalmente de nosotros. Esa responsabilidad no puede recaer sobre los recursos de la salud. No es posible para ningún sistema de salud del mundo proveer un cuidador a todas las personas, y más aún cuando la expectativa de vida cada vez aumenta más.
Debemos ser conscientes que, más temprano que tarde, la mayoría de nosotros será cuidador y necesitará un cuidador. Esto hace que nuestra sociedad se tome una pausa para pensar en la capacitación y bienestar de las personas dedicadas al cuidado. Si bien siempre se deberá consultar al personal de salud de aspectos específicos, es importante que los cuidadores sepan labores básicas como el cuidado de la piel de los pacientes que están en cama, el traslado de la cama al baño, la suministración de alimentos o medicinas, entre otras cosas.
Pero sobre todas las cosas, es importante que la familia, y el círculo cercano, rodee y ayude a los cuidadores. En la actualidad, 85% de los cuidadores del país son mujeres. Hermanas, hijas o esposas que dedican su vida al cuidado de su ser querido. Esta responsabilidad debe ser compartida por otros miembros de la familia o del círculo del paciente para evitar un desgaste que repercuta en la calidad de vida del paciente y del propio cuidador.
¿Cómo podemos ayudar? Desde las instituciones de salud domiciliaria debemos trabajar por la formación de las personas dedicadas al cuidado. Sin embargo, también es primordial que se construyen redes de apoyo para los pacientes y sus cuidadores. Podemos apoyarlos con temas logísticos como la compra de la comida o la recogida de los medicamentos. O acompañando al paciente algunos días del mes para que el cuidador tenga un respiro o pueda realizar otras actividades de recreación, estudio o cualquier otra.
La pandemia ha puesto en evidencia algunos aspectos que tienen oportunidad de mejora en nuestra sociedad, y el tema de los cuidadores es uno de ellos.
Porque sin importar las circunstancias, alguien debe estar allí para ayudar al ser querido a sus actividades esenciales. Es por eso que debemos cuidar a los cuidadores. Porque hoy podemos ser nosotros los que cuidamos, pero en el futuro seremos nosotros quienes necesitaremos ser cuidados.