Al oído de Petro
Creo que los colombianos acabamos de evidenciar el mayor error político de la era moderna en la política colombiana. El santismo-petrismo, hoy ya realidad política declarada después de la llegada de Gabriel Silva y de varios otros exministros de Santos a la campaña de Petro, cometió el inmenso error de inflar al ingeniero Rodolfo Hernández antes de la primera vuelta para lograr que Federico Gutiérrez, el supuesto candidato del gobierno y del uribismo, no llegara a segunda vuelta. Y lo lograron. Y al lograrlo lo más seguro es que su candidato, Petro, ya no sea Presidente, porque virtualmente todos los electores que votaron por otros candidatos muy probablemente votarán en una inmensa coalición este 19 entrante, la del #CualquieraMenosPetro.
Los sistemas de apuestas le están dando una probabilidad por encima de 75% a que gane Hernández el próximo 19. Yo la verdad no veo cómo vaya a lograr Gustavo Petro incrementar su votación en más de dos millones, porque eso implica, ceteris paribus, que al menos 1.5 millones de votos de Fico se van a las toldas de Gustavo Petro. Pero para propósitos de esta columna, supongamos que el petrismo logra convencer a varios uribistas de votar por su candidato.
En ese caso, me atrevo a pronosticar que la elección terminaría muy cerrada, digamos, Petro con 51% de los votos, y Hernández con 49%, porque dudo mucho que el antipetrismo pierda intensidad. Bajo ese escenario el país le estaría enviando un mensaje muy importante a la “Colombia Humana” de Petro: NO queremos saltar al vacío. Y un salto al vacío en esta ocasión estaría totalmente ligado al hecho de que la mitad de Colombia entiende que no se puede manejar un país a punta de demagogia y propuestas fantasmagóricas.
Candidato Petro, no existe la famosa “política monetaria incluyente”. Eso es como pedirle a un oncólogo que le asegure a su paciente que el tratamiento de un cáncer no tenga efectos secundarios, como, por ejemplo, la neuropatía. Señor Petro, la política monetaria es un tema muy denso que no puede ser “incluyente”, porque el crecimiento de la base monetaria no debe tener nada que ver con la idea preponderante hoy en día que se debe decir “todes” para no “insultar” al pueblo no binario. Tampoco es posible cumplir con la regla fiscal cuando se le miente al pueblo diciendo que el estado se convertirá en el empleador última instancia, una idea fantasmagórica que le costaría al erario $60 billones anuales.
Extremadamente antiético aprovecharse de la ignorancia de un pueblo que no sabe que el recaudo tributario del gobierno central durante el 2021 llegó a solo $173 billones o que el déficit nominal alcanzó unos $80 billones. Simplemente no hay plata para financiar ese programa, senador Petro, haría usted mucho bien si deja de mentirle a sus electores.
Tampoco es cierto que si Colombia deja de explorar petróleo lograremos “salvar el mundo”. No, candidato Petro. El único resultado de destrozar la industria de hidrocarburos en Colombia es el empobrecimiento incremental de la población. Por ejemplo, entre regalías e impuestos, históricamente la industria petrolera ha financiado, en promedio, 20% del recaudo del gobierno central, y el petróleo y sus derivados explican más o menos 35% de las exportaciones de Colombia. Si comienza a caer la producción, el déficit fiscal se incrementará y las exportaciones bajarán. Eso solo implica una cosa: mayor depreciación del peso colombiano, mayor inflación, menos empleo, y, por lo tanto, más pobreza.