Dejen camellar
Hace unos días, Yamid Amat le hizo una entrevista muy certera a mi amigo Bruce Mac Master, presidente de la Andi, donde Bruce le explicó a Yamid y al país uno de los posibles efectos no deseados de la reforma laboral que quiere aprobar la administración Petro. Específicamente, Bruce le contó lo siguiente a Yamid, algo que por lo menos yo no había captado: “Yamid, acá un ejemplo que le quiero ilustrar.
Si usted es un pequeño emprendedor, si usted es una pequeña empresa, por ejemplo, en Barrancabermeja, y le quiere vender algo a Ecopetrol, digamos almuerzos o tornillos, resulta que esa reforma dice que si usted no le ofrece las mismas condiciones a sus empleados que le ofrece Ecopetrol a los suyos, entonces usted NO le puede vender a Ecopetrol. Es decir, cualquier empresa pequeña que le quiera vender a Ecopetrol tiene que ofrecerle, por ejemplo, la educación superior gratis a los trabajadores de su compañía, porque Ecopetrol les ofrece ese beneficio a sus trabajadores. Lo mismo pasa con cualquier empresa que le quiera vender algo a un banco.
Lo que dice es, si usted le va a vender a una empresa de un tamaño significativo, usted tiene que ofrecer las mismas condiciones laborales que ofrece esa empresa. Eso acaba con el emprendimiento, eso acaba con las Pyme y las mini Pyme, es muy grave, Yamid, es muy muy grave, y yo incluso diría que es un poco contradictorio de esa idea que tenemos y que yo puedo compartir de que se apoye la economía popular o la economía informal”.
Como implicaba antes, me considero un tipo informado, pero no había captado ese posible efecto perverso que viene atado a esta reforma. Por esa razón me he dedicado a rotar sin pausa ese video de Bruce, con la esperanza de que cada vez más gente logre entender el tremendo riesgo para la economía que implicaría que se llegase a aprobar este esperpento. Es tan perversa esta reforma que hasta el mismo ministro de hacienda Ricardo Bonilla tuvo que aceptar en el Congreso que si la reforma pasa se podrían llegar a perder hasta 746.000 empleos formales en Colombia. El matiz que hizo el ministro es que esos 746.000 empleos formales no desaparecerían, sino que pasarían a ser informales… Mejor dicho, la administración Petro entiende que esta reforma laboral es una bomba de destrucción masiva del empleo formal.
Confieso mi total ignorancia del por qué el gobierno del “pueblo” busca destrozar el bienestar de la clase trabajadora, la gran mayoría de la cual todavía sigue trabajando en la informalidad. Según las estadísticas oficiales, 57,5% de los trabajadores actuales en Colombia NO reciben los beneficios atados a trabajar en la formalidad. Una reforma laboral “progresista”, una que de verdad buscara mejorar la calidad de vida de los colombianos menos favorecidos debería buscar disminuir el costo para los emprendedores y empresarios de “blanquear” a su respectiva fuerza laboral.
Un incremento en la formalidad también tendría un efecto secundario benévolo: se incrementaría el porcentaje de colombianos que ahorran para recibir una pensión. Mejor dicho, la mejor reforma pensional es una reforma laboral que disminuya los inmensos niveles de informalidad en los que sigue sumida Colombia. ¿De verdad será mucho pedir que este gobierno del “cambio” se dedique a impulsar el desarrollo económico y social en vez de sabotear el progreso con tal de ser fiel con una patética fijación ideológica?