Hay que enfocarse en 2026
El miércoles pasado participé en un panel de análisis sobre el futuro económico y político de Latam en Lima para Zest Capital, el nuevo partner de negocios regional que tiene XP Investments. Obviamente una de las preguntas más relevantes que salieron a luz fue el futuro económico de la región después de la muy decisiva victoria de Donald Trump y el partido republicano en las elecciones pasadas.
La pregunta es obvia por el muy alto nivel de incertidumbre que ha generado el resultado de la elección. Una de las formas más lógicas para pronosticar lo que posiblemente se venga en los próximos cuatro años lo tenemos a mano: el cómo le fue a la región durante Trump 1, eso sí, sin incluir la pandemia. La respuesta es la siguiente: (1) Chile creció un promedio de 1,27% en ese cuatrienio, pero es importante resaltar que el promedio baja mucho por culpa del estallido social, ya que la economía se contrajo 2,63% año/año en 2019; (2) México creció 1% año/año; (3) Colombia creció un promedio de 2,45% año/año en el cuatrienio; y (4) Brasil creció 0,95% año/año. Mejor dicho, el crecimiento de la región fue muy mediocre durante el primer cuatrienio de Trump, y sería lógico esperar que la situación no cambie mucho durante el cuatrienio venidero.
Yo soy un convencido de que el bajo crecimiento de la región latinoamericana es un problema interno, no externo. El hecho de que la anterior hubiera sido otra década perdida para Latam se debió a los errores de política que cometieron los gobernantes de la región, NO el entorno externo. El bajo crecimiento de México no es culpa de China o de EE.UU., sino de Lopez Obrador. Y el de Argentina es culpa de Cristina Kirchner y sus políticas completamente ajenas a la lógica.
El economista Felipe Campos le dijo a Luis Carlos Vélez la semana pasada en una entrevista que es probable que 2025 sea un mejor año para Colombia y para Chile por el lado económico y financiero. Lo mismo le dije a la audiencia en Lima hace unos días. Acá mi respuesta: “soy bastante positivo sobre las perspectivas económicas y financieras de Chile mirando a los próximos años, ya que es evidente que Chile por fin está saliendo de esa adolescencia tan tormentosa que casi destruye al país, una que destruyó el metro de Santiago y que estuvo a punto de darle derechos humanos al pasto para de esa forma prohibirles a las vacas comerlo y así obligar al mundo a convertirse en vegano. Pero esa estupidez ya fue, y el país seguramente nuevamente virará a la derecha en las elecciones de 2026, y esa derecha llegará con el mandato de dejar la estupidez y nuevamente enfocarse en el crecimiento, el lucro, y la mejora de la infraestructura”.
En cuanto a mi visión sobre Colombia contesté lo siguiente: “debo confesar que me equivoqué con Petro. Lo sobredimensioné. Argumenté cuando ganó que Petro había ganado por su sagacidad y su inteligencia. Me mantengo en la sagacidad, pero retiro lo de la inteligencia. Haber presentado como su primera reforma estructural la nefasta reforma a la salud, una que destruyó el sistema y que le está quitando el acceso a las medicinas a la gente, es demostración que Petro no es un buen estratega.
La lógica hubiera sido aprobar la pensional primero. Gracias a Dios no ocurrió eso, porque el pésimo gobierno que está haciendo Petro incrementa en forma muy significativa la probabilidad de que la lógica vuelva en 2026, obviamente asumiendo que nosotros los colombianos tenemos la madurez de entender que tocará votar por el candidato que tenga más probabilidades de destronar al petrismo, y no por el candidato que le guste más a un neoliberal como Alberto Bernal. Si los colombianos votamos como votamos en las regionales, el país se salvará, y 2026 probablemente llegará a ser uno de los mejores años de la historia para los activos colombianos. Pueda ser”.