Analistas 14/09/2014

Matando la gallina de los huevos de oro

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Investments

Hace unos días iba en un trancón por la 26 oyendo la W (Radio). El tema del día era el futuro en Colombia del llamado ‘fracking’. El ‘fracking’ se refiere a un modelo de extracción de hidrocarburos que la industria denomina “no convencional”, pues es un modelo de extracción de petróleo que no implica simplemente meter un tubo en la tierra. El ‘fracking’ implica la utilización de amplia cantidad de agua en los procesos, la utilización de químicos, y la utilización de explosivos a varios kilómetros de profundidad bajo la superficie de la tierra. La literatura existente muestra que el ‘fracking’ ha generado contaminación de las fuentes de agua en algunos casos esporádicos, por culpa de accidentes industriales y por mala planificación. También hay evidencia de que las explosiones han generado temblores en algunos casos, cuando estas se llevan a cabo en la cercanía de una falla geológica.

El lector quizás ha leído acerca la revolución energética que está sucediendo en Estados Unidos en este momento. Esta famosa revolución está completamente atada a la inversión en el ‘fracking’. Gracias a esta práctica no convencional, se espera que en apenas un par de décadas EE.UU. ya no vuelva a importar ni un solo barril de petróleo del resto del mundo. Más importante aún, gracias al ‘fracking’, en unos años EE.UU. ya no le va a tener que comprar petróleo a países como Venezuela, Iraq, o Arabia Saudita, sino más bien a países más amigables como México, Colombia y Canadá. El ‘fracking’ también ha ayudado a traer impresionantes niveles de inversión y nuevo empleo a áreas que lo necesitaban, sobre todo después de la crisis financiera del 2008. Dakota del Norte, por ejemplo, hoy tiene una tasa de desempleo cercana a 0%, gracias al hecho de que la economía de ese estado está creciendo a tasas anuales superiores a 7%. La gente de Dakota del Norte hoy tiene empleo suficiente y mucha más riqueza, una que les está ayudando a mejorar la calidad de sus colegios y universidades y de invertir en nuevas carreteras y nuevos servicios públicos, inversiones que permiten mejorar aceleradamente la productividad de la economía regional.

Pero me temo que la W, y Camila Zuluaga, específicamente, le rompieron el espinazo al ‘fracking’ en Colombia, aún antes de que la práctica se hubiera comenzado a implementar en el país. Para el colombiano promedio que oye la W, el ‘fracking’ hoy es anatema. Gracias a la desinformación y el amarillismo del periodismo colombiano, el ‘fracking’ es hoy sinónimo de que los colombianos jamás podríamos volver a poder tomar agua limpia, a pesar de que la evidencia muy seguramente demostraría que las fábricas de la sabana de Bogotá percuden el río Bogotá en un solo minuto más de lo que el ‘fracking’ percudiría las aguas de Colombia de acá hasta el final de los tiempos. Y ni hablar de la contaminación que genera el petróleo que riegan en las fuentes hídricas los terroristas de las Farc.  

Ahora, lo realmente increíble de esta historia es que una vez terminó en la W la discusión sobre el ‘fracking’, la mesa de trabajo siguió la conversación del día quejándose del pésimo estado de la educación del país, o de la pésima calidad de la salud en Colombia, si mal no recuerdo. Obviamente gran parte de las deficiencias del servicio de salud y de la educación en Colombia se deben al bajo recaudo del fisco. Quizás el lector deducirá que el ‘fracking’ generaría muchísimos impuestos y regalías para el país.