Analistas
07/09/2013
Mundo de “Cheguevaristas”
Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Investments
Vivo convencido de que la ideología prevalente en el mundo se comporta como un péndulo. Las generaciones tienden a moverse entre el conservatismo y el liberalismo ideológico a través de los años y los períodos tienden a ser relativamente predecibles. Esos periodos coinciden, más o menos, con los cambios generacionales. Existen generaciones en el mundo como la que vimos en 1939, generaciones valientes que entienden que los derechos fundamentales de las personas hay que defenderlos a toda costa, y tenemos generaciones como las de 1970 o la del 2013, donde la juventud decide no aceptar su responsabilidad histórica para con la raza humana, bajo el manto excusador de un pacifismo mal entendido.
Yo no es que sea viejo, pero definitivamente si soy de una generación pasada. Y confieso que me tiene extremadamente impresionado la falta de coherencia que hoy en día encuentro dentro de la mayoría de jóvenes. Obviamente parte de esta falta de coherencia tiene mucho que ver con simple ignorancia sobre los hechos, pero otra gran parte de la historia está atada a una rebeldía basada en el prejuicio de que el mundo “hay que cambiarlo, así toque comenzar de cero para lograr los cambios”. Mejor dicho, me preocupa inmensamente ver que muchos jóvenes de Colombia y el mundo en general, se identifican con las tesis del “cheguevarismo”, más aún porque esos mismos jóvenes parecen no captar que están promoviendo el totalitarismo.
Esta falta de coherencia se manifiesta en muchos aspectos de la vida mundial. Un ejemplo reciente es Siria. Me atrevería a decir que una inmensa mayoría de los jóvenes de hoy están en contra de que Occidente decida atacar al régimen de Assad, a pesar de que existe evidencia irrefutable de que este señor utilizó gas sarín en contra de su propio pueblo, causando la muerte de por lo menos 2,000 personas, entre ellos, 400 niños. Como me decía un personaje en Twitter hace unos días, “señor Bernal, no se justifica bombardear a Siria por la muerte de esas personas, porque la violencia solo genera más violencia.” Mejor dicho, para la generación actual, es preferible no reaccionar ante la barbarie que implica utilizar bombas químicas en contra de niños, con tal de no tener que aceptar la lógica detrás de que EE.UU. bombardee a Damasco.
¿Se imaginan que la generación actual hubiera estado presente durante los años previos a la segunda guerra mundial? Si ese hubiera sido el caso, yo, en 1939 muy seguramente hubiera dicho, “es inaceptable que Hitler esté invadiendo a Polonia y esté despojando al pueblo judío de todos sus bienes y libertades” y el personaje de Twitter me habría contestado, “señor Bernal, la guerra solo genera más guerra, mejor dejemos tranquilo a Hitler, para que así no tengamos que soportar más bombardeos en el mundo.” Y terminaría con el típico “give peace a chance!”.
El pacifismo mal entendido de la generación actual nos puede llevar a tener que lidiar con un mundo extremadamente peligroso. Los jóvenes de hoy tienden a confiar mucho en la supuesta bondad inherente de las personas y tienden a pensar que el diálogo siempre funciona para disuadir la violencia. Sin duda, el diálogo siempre debe ser la opción preferida en el proceso de resolución de los conflictos. Pero cuidado, ese diálogo deja de tener valor alguno cuando las sociedades aceptan que déspotas alrededor del mundo tengan la capacidad de utilizar armas de destrucción masiva en contra de niños sin que haya consecuencia alguna. Queridos jóvenes, en este mundo debe haber límites y esos límites se tienen que hacer respetar. Si no, el caos se tomará al mundo. Y eso, soñadores cheguevaristas, ni siquiera les conviene a ustedes.