Camilo Carreiro (@camiloyoga) es un ser feliz, incluso en la era de la pandemia. Además, es profesor de yoga en YogaBody en Barcelona. Cómo les pasó a muchos, las exigencias del confinamiento pusieron en riesgo su negocio. Pero fue un liderazgo ágil lo que permitió a Camilo y a todo su equipo adecuarse de manera rápida a la nueva realidad, permitiéndole no solo sobrevivir, sino también prosperar.
La pandemia cogió a Camilo en los Estados Unidos, mientras estaba impartiendo unas clases a profesores de yoga en la Universidad de Georgia. Tuvo que adelantar su regreso a Barcelona unos días antes de que cerraran las fronteras. Con la orden de confinamiento, los estudios tuvieron que cerrar. “Al comienzo muchos eligieron quedarse en standby esperando a que esto pasara” cuenta Camilo, “pero la verdad es que había que moverse rápidamente y tratar de hacer algo”.
Eso fue lo que YogaBody decidió hacer, mover rápidamente todas las clases y los entrenamientos a la internet, utilizando todas las herramientas que ya tenían. “Movernos rápido y actuar, además, son valores de nuestra cultura organizacional”, dice Camilo. Empezó un periodo de reiteraciones de las ofertas. La reflexión continua y colectiva de la experiencia en línea les permitió ir mejorando la calidad de las clases y de los entrenamientos.
Como fue el caso de otros instructores de yoga o de gimnasio, Camilo y sus colegas empezaron a dar clases en vivo primero en Facebook y después en Zoom, porque permitía una mejor interacción con los estudiantes. Hasta tuvieron que ofrecer la formación de profesores de yoga por internet con la aprobación del Yoga Alliance, la organización que certifica internacionalmente la calidad de los cursos de yoga. Esto abrió la oportunidad también a quienes no podían costear los gastos de viajes y estadía en Barcelona para acceder a los entrenamientos presenciales y poder certificarse.
“Tuvimos una respuesta muy buena”, me cuenta Camilo, “Si en una formación presencial teníamos máximo treinta personas, en la primera edición por internet tuvimos más de cien personas”. Pero también han tenido que enfrentar las incertidumbres que son propias de los nuevos experimentos. “Claro, tuvimos que hacer ajustes, pero ya la próxima semana haremos la tercera formación en línea. El hecho que tuvimos que movernos rápido hace que nuestros estudios de yoga sigan vivos, aunque con un enfoque totalmente diferente”.
Lograr adaptarse con rapidez y exitosamente ha sido, en YogaBody, el resultado de un trabajo en conjunto, enfocado en la responsabilidad individual y en el propósito de asegurar la mejor experiencia a los clientes. Por eso, las 15 personas que hoy trabajan en distintos departamentos se reúnen dos veces al día para intercambiar ideas y validar experiencias. “Somos una organización muy transparente. Somos transparentes entre nosotros y con los clientes. Eso da gusto al trabajo y si amas a tu trabajo todo es más fácil”, dice Camilo Carreiro.