Esta semana la humanidad perdió a uno de los pioneros de la psicología positiva, Mihaly Csikszemtmihalyi. En los años noventa se dio a conocer al mundo entero con su libro Aprender a Fluir. Fue durante sus estudios de doctorado que Mike, como lo llamaban amigos y colegas, descubrió que el fluir es el patrón que acompaña a artistas, atletas de alto rendimiento, y jugadores de ajedrez. Cuando se enfocan en una actividad desafiante, entran en un estado mental, donde pierden la noción del espacio y del tiempo. Csikszemtmihalyi le dio a este estado el nombre de “fluir.”
De esta manera, el psicólogo descubrió que la experiencia de la felicidad del ser humano no está determinada por experiencias de relajación o estados pasivos, sino, por el contrario, por altos estados de concentración. Tampoco está determinado por logros externos. Más bien, la felicidad es un estado interno del ser. Estos estados se dan justamente cuando los límites de nuestro conocimiento y de nuestra percepción son desafiados. Decía Csikszentmihalyi, “Los mejores momentos suelen ocurrir si el cuerpo o la mente de una persona se estiran al límite en un esfuerzo voluntario para lograr algo difícil y valioso”. El estado mental de fluir, entonces, es el estado de la felicidad y del alto rendimiento.
El interés por esta investigación tiene su raíz en la misma experiencia de vida de Csikszentmihalyi. El psicólogo nació en 1934 en Italia, a puertas de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya las sombras oscuras del nazismo y fascismo estaban apoderándose de Europa. Csikszentmihalyi era hijo de un diplomático húngaro, quien estaba de servicio en la ciudad de Fiume, hoy Croacia. Después de la guerra, Mihaly y sus padres fueron internados por los aliados, junto con cientos de otros presos políticos. Para evitar el aburrimiento, jugó al ajedrez y descubrió felizmente que, mientras lo practicaba, el resto del mundo parecía desvanecerse y el tiempo parecía volar. Estaba experimentando el estado mental del fluir.
Profundizando sus estudios, Csikszemtmihalyi comenzó a comprender que las personas son más creativas, productivas y felices cuando están en un estado de fluir. Por eso, hoy entrenadores de alto rendimiento acompañan a atletas, líderes empresariales, y artistas para lograr este estado. La condición para que se pueda acceder a este estado es un enfoque total en la actividad que se está haciendo. En otras palabras, hay que mantenerse alejados de las distracciones que son cada vez más comunes en una vida moderna de ritmo acelerado. Por ejemplo, apagar nuestros smartphones nos ayuda a entrar al estado mental de fluir.
En resumen, la experiencia de fluir en la vida cotidiana es un componente importante de la creatividad y del bienestar. De hecho, puede describirse como un aspecto clave de la eudemonía, o autorrealización, en un individuo; lo que para Aristóteles era el bien humano supremo.