Después de terminar sus estudios en derecho en Londres, Gandhi llegó a Sudáfrica, un país profundamente dividido, para ejercer su profesión cómo abogado. Una mañana viajó en tren de Johannesburgo a Pretoria por una audiencia. Gandhi había comprado un tiquete de primera clase, cuando un hombre blanco apareció y repentinamente desapareció al ver que una persona morena estaba ocupando el compartimiento del tren.
Regresó después de unos minutos con un par de conductores, quienes pidieron a Gandhi irse al vagón de tercera clase. Él protestó y se negó, dado que había comprado un tiquete de primera clase. Llamaron entonces a un policía quien obligó a Gandhi a bajarse del tren con sus maletas.
En la sala de espera de la estación pasó toda la noche, temblando por el frío, y meditando. ¿Qué hacer frente aquel encuentro personal con el prejuicio racial? Gandhi sintió que hubiera sido cobarde no hacer nada, conformarse con la injusticia. Era algo que no podía aceptar porque se hubiera convertido en cómplice de un sistema injusto. Con su pasividad, hubiera contribuido a perpetuar la injusticia. Fue durante aquella noche, que Gandhi optó por luchar en contra de la discriminación, que no solo lo afectaba a él, sino a todos sus compatriotas de la India, quienes por aquel tiempo sufrían la discriminación racial en Sudáfrica.
Muchos años después, cuando alguien le preguntó cuál fue el momento más creativo en su vida, Gandhi reveló que fue aquella noche que pasó en la estación. De hecho, esa experiencia puso en su corazón la semilla de la protesta que eventualmente lo llevaría a transformarse en un referente mundial de la no-violencia y en el líder de la independencia en India.
A veces es un evento repentino o un encuentro improbable, lo que nos pone en una encrucijada, frente a la cual tenemos que elegir si seguir el camino familiar y conocido o, por el contrario, elegir uno nuevo, inexplorado, o que hasta tenemos que crear. “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, recita un verso de Antonio Machado. Estos accidentes de la vida incomodan a nuestra consciencia. Nos sacuden. El episodio desagradable que vivió Gandhi en Sudáfrica abrió para él la posibilidad de un nuevo destino. Representó lo que Joseph Campbell, en su trabajo sobre el viaje del héroe, identificó como “la llamada a la aventura”.
Por cierto, no se trató solo de una llamada para generar un cambio en el mundo. Fue algo mucho más profundo porque se trató de una invitación a un despertar de su ser, a una transformación personal. De hecho, antes de empezar su larga lucha, Gandhi se enfocó en su propia transformación personal. Cambió sus hábitos de vida y su esencia interior. Esta transformación es el auténtico llamado a la aventura; que se esconde detrás de cada crisis existencial. Para concluir te dejo con un interrogante por explorar; ¿Qué quiere nacer en ti de una crisis o dificultad personal que estás viviendo en este momento?