Analistas 17/11/2018

En defensa del ego

Aldo Civico
Antropólogo y estratega de liderazgo

Hace unos días me senté a conversar con Juan Manuel Barrientos, el chef y dueño de los restaurantes ElCielo, quien en pocos años ha logrado un gran éxito, proponiendo una experiencia gastronómica innovadora para sus clientes. La excusa para nuestra conversación fue la publicación de su más reciente libro, La Receta del Éxito, donde de manera directa y práctica comparte cuarenta lecciones aprendidas como empresario.

En esta columna quiero resaltar un elemento que surgió de nuestra conversación acerca de la importancia del ego para lograr grandes resultados, y su relación con un propósito superior que trasciende al mismo ego. Porqué algo que sobresale de la personalidad de Barrientos es que en él conviven en armonía lo que para otros es una contradicción irreconciliable. De hecho, este chef antioqueño dice ser al mismo tiempo una persona espiritual, materialista, y egocéntrica.

Hoy el ego no está de moda. Decir que alguien tiene un ego es juzgarlo por sus excesos, excentricidad, insensibilidad hacia las necesidades de los demás. En su libro El Ego es el Enemigo, Ryan Holiday escribe extensamente sobre los efectos negativos del ego, algo que el autor define como “una creencia poco saludable en nuestra propia importancia. Arrogancia. La ambición egocéntrica”. Por eso, escribe Holiday, nosotros mismos somos el obstáculo más grande para aspirar a grandes resultados y lograr el éxito. Como remedio, el autor sugiere cultivar la humildad, ayudar a los demás, ser pragmáticos y no pasionales, vivir en el presente, abstenerse de contestar a quienes nos odian, y no permitir que el ego se sienta ofendido.

Pero el ego no necesariamente tiene que ser un enemigo. También es un poderoso aliado. De hecho, nuestra existencia se expresa en la paradoja de que somos seres separados e independientes los unos de los otros, y al mismo tiempo somos parte, y dependemos, de un todo más grande. Somos como las palabras, que tienen definición por sí solas, pero adquieren significado solamente cuando son parte de una frase. Por eso, el ego tiene su función y tiene su importancia; es el ego quien se pregunta: “¿Cuál es la vida que quiero crear para mí?” y “¿cual identidad, habilidades, y comportamientos tengo que desarrollar para poder crear la vida que quiero vivir”? Estas preguntas son acerca de vivir nuestros sueños por nosotros mismos. “Cuando sueño lo hago desde el ego, me permito pensar lo bien que se sentiría el tener una empresa de restaurantes, construir hoteles o abrir ElCielo en alguna otra ciudad del mundo,” dice Juan Manuel Barrientos.

Es también un ego que transciende su misma realidad, que está consciente de ser parte de un todo, y que por eso también vive por un propósito más grande, que se pregunta: “¿Qué quiero crear en el mundo a través de mí, que esté más allá de mí?” Juan Manuel Barrientos encontró una respuesta a esta pregunta atreves de su Fundación El Cielo y por eso, además que como un buen chef, Barrientos es conocido también como un líder de paz. El éxito es el resultado de un concierto entre el ego y un propósito superior.

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