Analistas

“Sigue caminando” y “Buen camino”

Alejandro Moreno-Salamanca

En tiempos de polarización, tensiones y volatilidad, hay una sabiduría antigua que mantiene su fuerza: la del peregrino. El Camino de Santiago de Compostela en España, más allá de una ruta histórica, representa una metáfora vital para los líderes de hoy. No solo por lo que enseña sobre el esfuerzo, la resistencia y la perseverancia, sino por lo que revela sobre la esencia del liderazgo.

Vivir como peregrino es vivir abierto a la novedad. Caminando. Experimentando. Es ir de la mano de conocidos y por conocer. Es decir “sí” al trayecto, con pocas certezas y mayor confianza. Significa abandonar la comodidad del despacho, para mirar al equipo con una nueva actitud: la del extranjero agradecido, que no exige, que no da nada por sentado, que desconoce muchos aspectos y que está dispuesto a dejarse transformar por el camino.

A Goethe se le atribuye la frase: “Europa se hizo gracias a las peregrinaciones a Santiago de Compostela”. Goethe no hablaba de un proyecto político, sino de una experiencia compartida y profundamente humana. Europa -como cualquier organización sólida- no se construye solo con tratados ni estructuras, sino con historias comunes, desafíos asumidos en conjunto y trayectos llenos de sentido. Así como los peregrinos forjaron Europa, los equipos que comparten un propósito hacen posible la empresa.

Un liderazgo autentico no impone trayectos. Los propone. No se limita a trazar estrategias, sino que impulsa culturas vivas, construidas paso a paso.

Hay una frase del propio Camino que lo sintetiza: “El camino no te cambia, te revela.” Esa revelación es el gran reto del liderazgo. Caminar muestra no solo las fortalezas, sino también las limitaciones, los miedos, los errores. Pero también ofrece la posibilidad de transformación. Como la concha de vieira -símbolo del Camino- que convierte la herida en perla, el líder sabio convierte el tropiezo en legado, el fracaso en aprendizaje.

La credencial del peregrino, ese pasaporte sellado en cada etapa, recuerda que el viaje deja huella. Hay sellos que uno escoge y otros que llegan sin avisar. Algunos son gratos; otros, duros. Pero todos construyen historia. Lo decisivo no es qué sello recibimos, sino cómo lo interpretamos y lo integramos.

Alguien dijo: “A medida que comienzas a caminar, el camino aparece. Es tu camino y solo tuyo. Otros pueden caminar contigo, pero nadie puede hacerlo por ti.” Así también es el liderazgo. Intransferible. Único. Pero no solitario.

Un verdadero líder invitar y anima a su equipo a caminar con esperanza, perseverancia, paciencia, exigencia y buena onda.

El verdadero liderazgo vigila su actitud ante el trayecto. Sabe que no todo se elige, pero que una parte esencial del futuro depende de cómo se camina. Por eso, hoy más que nunca, vale la pena recordar dos sencillas, pero poderosas frases: Sigue caminando. Y a quienes te acompañen, desea siempre: “Buen Camino”.

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