De los cuatro sectores económicos que jalonan la demanda agregada del país, tres están en problemas: el consumo de las familias, la inversión de las empresas y la balanza comercial. Gran reto tiene el ministro Carrasquilla para enfocar estratégica y eficientemente los recursos que deben incentivar a los sectores en problemas y, además, un interesante desafío que tiene la Junta Directiva del Banco de la República (BR) para hacer que la transmisión de política monetaria sea eficiente y llegue a los mismos sectores.
Ante la crisis el BR ya ha tomado políticas monetarias expansivas, el 14 de abril disminuyó el encaje bancario para cuentas corrientes y de ahorros de 11% a 8%, para CDTs de menos de 18 meses las disminuyó de 4,5% a 3,5%, y, además, la junta autorizó la compra de TES por $2 billones y, por el lado de la tasa de intervención, el 4 de mayo la disminuyó a 3,5% (en términos reales cercana a cero). En teoría es una enorme disponibilidad de liquidez (cerca de $9 billones solo por el encaje) de que disponen los bancos comerciales para incentivar el consumo y la inversión. Por lo que la pelota la tienen los bancos comerciales de segundo piso.
Ahora, otra cosa es la efectividad de la transmisión de políticas monetarias. Es sabido que las tasas máximas de usura las determina la Superfinanciera. Cada mes (antes era cada tres meses) esta entidad determina la tasa máxima de usura para créditos de consumo (27,29% a mayo 31) y microcréditos (55,58% a junio 30), por lo que, en últimas los que determinan esas tasas son los propios bancos comerciales ya que la tasa de usura sale de un promedio de tasas de ellos mismos.
El BR ya hizo su tarea (utilizando todo su arsenal monetario) pero las ineficiencias en la transmisión de políticas en el mercado financiero son evidentes.
Por el lado de las políticas fiscales el ministro de hacienda también ha utilizado todo un arsenal de políticas heterodoxas que hasta hace un año serían impensables para un economista de la escuela neoliberal. No obstante la crisis, la cuestión no era de ideologías sino de efectividad de las políticas fiscales para incentivar el consumo, la inversión y el empleo. A mediados de abril el Comité Consultivo de la Regla Fiscal autorizó al ministro un gasto adicional de unos 17 billones, al pasar el porcentaje de gasto de la regla fiscal de 2,2% a 4,9% (aunque todavía no son exactos los porcentajes).
Estos y otros recursos van directamente a los consumidores en ayudas por intermedio de familias en acción (2,66 millones de hogares), jóvenes en acción (204.000 jóvenes), Colombia mayor (1,5 millones de beneficiados) e ingreso solidario (3 millones de beneficiados). Otros recursos también van para las familias humildes vía devolución del iva a los deciles uno y dos, entre quienes están algunos de los beneficiarios anteriores.
Por el lado de mantener el empleo está la nueva ayuda para financiar 40% de la nómina de los trabajadores que ganan el mínimo y que hayan disminuido sus ingresos en 20%, y a las empresas se otorgaron líneas de crédito por $10 billones con garantías de la nación, además, se están reestructurando créditos por una cantidad cercana a $150 billones.
Por último, se entiende que la filosofía de los bancos comerciales es: “ante el riesgo cero riesgo”, sin embargo el éxito o fracaso de muchas de las políticas anteriores dependen de la capacidad de pago futuro, tanto del gobierno como de las familias y empresas, y en eso, las tasas activas (de colocación) que no ahoguen a la economía juegan un papel fundamental.