La contracción de -0,3% en el PIB del tercer trimestre de este año hizo evidente para todos que la desaceleración económica de la que se hablaba, para cerrar este ciclo económico, es un hecho. Esa cifra seguramente hará que los pronósticos de crecimiento para todo el 2023 se sitúen cerca del rango 1%-1,3%.
Con este año jugado, es importante empezar a pensar en cómo impulsar el crecimiento desde 2024. Lo primero que se viene a la cabeza de muchos es que lo obvio es bajar las tasas de interés. Y seguramente las tasas bajarán el año entrante, pero a un ritmo menor de lo esperado, sobre todo en el primer semestre. En este caso, el Banco de la República (BR) tomará las decisiones basado en el nivel de las expectativas de inflación que permitan anclarla en el rango meta de largo plazo, teniendo en consideración que claramente una baja inflación es prerrequisito para un crecimiento sostenible.
Pero, hay otras opciones que pueden ayudar en ese plan de impulso contracíclico 2024. La más importante de ellas es generar confianza. Retomar mensajes serenos que apoyen el trabajo de los diferentes sectores y la articulación público-privada es fundamental para estimular la inversión, factor clave para el crecimiento no solo del 2024 sino de los años siguientes. Hoy, el balance de expectativas de inversión en el país, que calcula el BR, se ha reducido de 22% en diciembre de 2021 a -0,5% en septiembre de 2023. Revertir esta tendencia es fundamental para volver a crecer por encima de 3% real.
Además, hay elementos de política pública sectorial que podrían ayudar en el impulso para la economía. Por ejemplo, en materia de vivienda debería trabajarse en una mayor asignación de subsidios para la financiación de vivienda VIS y no descartar el regreso del subsidio al segmento de precio medio de vivienda (No VIS). En este último caso, los efectos serían importantes por el monto de vivienda estimulado y sus efectos encadenados sobre los sectores de industria y comercio y la contratación de mano de obra. Estos elementos podrían ayudar en el despegue de este sector el año entrante.
En materia de infraestructura también hay trabajo por hacer. Los anuncios pasados sobre congelamiento del precio de los peajes desestimulan los cierres financieros de proyectos nuevos y se suman a los consabidos problemas de consultas a comunidades y licenciamiento ambiental para elevar las trabas a nuevos proyectos que necesita el país y que elevarían su capacidad de crecimiento.
Por último, es importante tener listo el arsenal de instrumentos de política pública para profundizar el financiamiento de la economía popular. Si bien el sector financiero colocó más de 100.000 créditos a este segmento este año, para poder profundizar este financiamiento y que tenga un verdadero efecto en el crecimiento se requiere potenciar los esquemas de garantías y redescuento que provienen de entidades públicas. En este caso, el trabajo público-privado será fundamental para avanzar el año entrante.
Impulsar el crecimiento desde 2024 debe ir más allá de la discusión sobre bajar tasas de interés. Si el Gobierno Nacional acelera gobiernosu ejecución presupuestal y además se promueven mensajes de confianza para la inversión y políticas públicas en vivienda, infraestructura y financiamiento de la economía popular daremos el primer paso para avanzar hacia un crecimiento de 3%-4% real en los próximos años.