Analistas 11/02/2025

Sindéresis y diversificación

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

Muchos análisis técnicos coinciden en algo que parece sobrediagnosticado, la evidente dependencia de la economía colombiana, en materia internacional, de sus relaciones con Estados Unidos.

Las cifras son dicientes. Por ejemplo, en materia de comercio exterior, de los US$49.500 millones en exportaciones del país, cerca de 29% se dirige al mercado norteamericano. Y no se trata únicamente de petróleo u oro, también sobresalen el café (producto primordial para Huila, Tolima, Nariño y el eje cafetero), las flores (con incidencia en el centro del país) y el banano (que viene de Urabá y la costa caribe), entre otros.

En materia de Inversión Extranjera Directa, 32% de los US$17.000 millones que llega al país provienen de Estados Unidos, para el sector financiero, el energético, las telecomunicaciones, entre otros, aportando a la dinámica económica y al empleo. Finalmente, de los US$15.000 millones que llegan en remesas, cerca de 45% viene de Norteamérica, beneficiando los hogares de zonas que son fuertes receptoras como el eje cafetero, el norte del valle y Antioquia, principalmente.

Así, si bien los indicadores enseñan que 30%-45% de las divisas que entran al país vienen de Estados Unidos, también muestran que estos recursos se distribuyen a lo largo y ancho de los sectores y de la geografía nacional, no son concentrados en determinados nichos poblacionales, y más bien impactan positivamente el empleo y el bienestar. Si a esto le sumamos lo que la cooperación americana (Usaid) entregaba a proyectos del proceso de Paz con las Farc y a temas de sostenibilidad, y que ahora parecieran estar en riesgo, encontramos una alta incidencia de los recursos de Estados Unidos en el país.

Estas cifras se han vuelto relevantes por las recientes tensiones diplomáticas entre los dos países y los son más ante la pregunta de qué hacer si vuelven a escalar, para proteger estos flujos tan importantes sin que el país quede atrapado por su gran dependencia.

Las estrategias deben ser en todos los horizontes de tiempo. En el corto plazo, es clave la sindéresis y proactividad de todos los estamentos nacionales. Por ejemplo, es fundamental que el sector privado sea muy vocal al momento de evidenciar la importancia de una relación diplomática de 200 años que le ha dado tantos frutos al país. Asimismo, la sensatez debería primar en las declaraciones de nuestros funcionarios.

En el mediano plazo, por un lado, el país debe tomar ventaja de la guerra comercial mundial y atraer inversión que ya no llegaría a Asia, aprovechando nuestra privilegiada ubicación para abastecer el mercado americano (nearshoring). Pero, por otro lado, hay que promover fuertemente la diversificación. Y ésta no debe ser solo de mercados sino también en disposición de nuestra infraestructura. Hoy, tenemos unas carreteras que nos llevan al norte donde hay tres puertos con buen servicio, pero no podemos olvidar el pacífico, donde hay salida a grandes mercados y nuestra infraestructura de acceso es mucho más precaria.

Si bien es evidente la alta dependencia que tiene Colombia de Estados Unidos, también hay que destacar que los recursos que llegan del norte han beneficiado fuertemente al país. Ante esto, la diversificación es una estrategia obvia que debe trabajarse, pero mientras avanzamos hay que mantener la sensatez. Más que nunca, la voz del sector privado es fundamental en esta coyuntura.

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Estados Unidos - Exportaciones - Comercio exterior - Petróleo - Oro - Café - Aranceles