En 2018, la comunidad de Ciudad Bolívar vio el primer recorrido del TrasMiCable, tal vez sin saber en ese momento cómo ese medio de transporte iba a ‘elevar’ su calidad de vida. Seis años después, es innegable el impacto y cómo esas decenas de miles de personas que se mueven en el sistema de transporte todos los días ahora tienen más tiempo para ellas y sus familias, viajan más seguras y hasta han obtenido beneficios para su salud.

Desde el primer momento, pudimos comprobar, como siempre lo hemos visto y dicho, que el propósito de estas obras es cambiar vidas. El teleférico es una infraestructura de transporte diferente a todas las demás, por la manera como mejora la calidad de vida de las personas.

Hay multiplicidad de testimonios sobre el impacto positivo que generan y cómo hasta se han convertido en un potenciador de inclusión. Para personas de la tercera edad o con movilidad reducida, el transporte era todavía más difícil, con escaleras, buses, transporte informal y, realmente, sus familiares eran su conexión con el mundo fuera de sus barrios. Antes de que existiera el TransMiCable de Ciudad Bolívar, muchas personas vivían aisladas en sus casas; alguna vez alguien nos mencionó que “no visitaba Bogotá aun viviendo en Bogotá”.

Hoy en día todo eso es diferente y, además de lograr reducir de más de una hora a solo 13 minutos los tiempos de recorrido, también la comunidad reconoce la mejoría en la seguridad que ha traído TransMiCable en sus desplazamientos. Las ganancias para la comunidad incluso van más allá.

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de los Andes, publicado en la revista británica The Lancet y titulado ‘Transformaciones urbanas y salud: resultados de la evaluación del TransMiCable’ resaltó la reducción significativa en la exposición de los usuarios a agentes contaminantes en el aire. “Los niveles de carbón negro, monóxido de carbono y material particulado son considerablemente más bajos en el TransMiCable en comparación con autobuses tradicionales, lo que contribuye a la prevención de enfermedades respiratorias”, señala el estudio.

Además, el informe destaca que el TransMiCable ha permitido un aumento de 22% en el tiempo de la actividad física de las personas que hacen uso del sistema, pasando de un promedio de 45 minutos al día a 57,6 minutos diarios. El reporte demostró que los impactos positivos de TransMiCable son especialmente significativos en las mujeres, con lo cual, este sistema se consolida como una poderosa herramienta para reducir las brechas y avanzar en el propósito que tenemos como sociedad de promover la equidad de género.

Todas esas historias, que durante seis años han sido escritas en Ciudad Bolívar, muy pronto empezarán a escribirse en San Cristóbal y en todos los demás proyectos de cables aéreos que actualmente están en etapa de planificación, diseño o construcción. Los bogotanos -y los colombianos- pueden estar seguros de que Doppelmayr seguirá siendo un aliado no solo para construir mejores sistemas de transporte, sino también para elevar su calidad de vida.