¿Cómo corregir en el trabajo?
Todos cometemos errores, lo experimentamos a diario. Quisiéramos evitarlo, pero desafortunadamente es algo común. Además, fácilmente nos acostumbramos a los errores propios, y también a los ajenos. Lo peor de todo es que sabemos que conviene corregir esas situaciones, pero no hay nada más incómodo y embarazoso que llamar la atención a un empleado por un fallo en su trabajo o en su comportamiento. Al mismo tiempo, la natural aversión al conflicto hace que muchos directivos eviten confrontar a los equivocados, generando posiblemente problemas aún más graves.
Ser jefe no es fácil porque corregir es difícil. Hace falta ser valiente. Sin embargo, con la perspectiva adecuada, la corrección del empleado puede convertirse en una oportunidad para que mejoren el jefe, el empleado y la propia compañía.
En primer lugar, cuando el jefe toma la iniciativa de corregir está mostrando su capacidad de querer a sus subalternos, pues solo se corrige a quien se aprecia, a quien se quiere con benevolencia, lo cual significa querer el bien para alguien. En segundo lugar, el empleado está frente a la posibilidad de crecer porque se le brinda la oportunidad de corregirse o transformarse. En su caso, es necesario pasar además por un proceso de reflexión que permita reconocer su error y sacar experiencia. Y, en tercer lugar, mejora la compañía porque para atreverse a corregir hace falta un ambiente de confianza y una sana preocupación de ayuda mutua para conseguir el objetivo del negocio. Por eso, cada vez que se corrige de forma apropiada a alguien, se refuerza el compromiso de todos los que ahí trabajan y desaparece el miedo a equivocarse.
Por otra parte, la forma de hacer la corrección es tan importante, o más, que el contenido. En este caso, la manera es clave pues ayuda en la asimilación por parte del corregido. Tal vez, por eso, el mejor ambiente para corregir es durante una conversación personal. Al corregir, hazlo como quisieras que lo hicieran contigo.
Con el ánimo de facilitar la tarea de los directivos que quieren ayudar a sus colaboradores, estas son algunas pautas sobre el modo de corregir:
Pensar en el futuro: en lugar de repasar el error con todos sus detalles es más constructivo explicar las consecuencias y centrarse en la experiencia acumulada, pues facilita reconocer el error y demostrar el aprendizaje por parte del colaborador.
Controlar las emociones en el momento de corregir: hay personas que estallan para liberar su tensión. Sin embargo, no es una muestra de gran liderazgo comportarse de esa manera y tampoco es una buena forma de comunicación. Cuando un directivo comunica, lo hace para ayudar a otros a mejorar.
Siempre corregir en privado: convertir una corrección en un escarnio público y hacer sentir mal al infractor delante del grupo es, en realidad, un error porque lo que de verdad nos debería preocupar es que actúe bien la próxima vez.
Evitar improvisar: prepara la cita. Es mejor buscar un momento y un espacio donde pueda mantenerse una conversación relajada y sin interrupciones. De esta manera, es más fácil que se llegue a un buen entendimiento. Es recomendable iniciar la conversación acotando algo positivo de la otra persona, para no generar un rechazo y terminar con un gesto de simpatía y esperanza en la transformación del otro.