La importancia de tener un buen jefe
Recuerdo que durante mi primer empleo, cuando era un recién graduado, apareció una tarde el director ejecutivo de la compañía. Todos se habían ido a sus casas y yo era el único que seguía trabajando, en la penumbra, frente al computador. Para mi sorpresa, se acercó a mí y después de hacerme algunas preguntas sobre mis tareas en la empresa, me dijo: “si no eres capaz de hacer tu trabajo durante la jornada laboral, es mejor que te busques otro empleo”. A pesar de la zozobra inicial que me causó el comentario, después entendí que tenía razón… y seguí trabajando para ese jefe varios años más.
Para Jack Ma, fundador de Alibaba, no es imprescindible trabajar para una compañía grande y reconocida; es mucho mejor encontrar un buen jefe que pueda enseñar a sus subalternos a convertirse en un buen ser humano. Así que, siguiendo este consejo, no escojas una empresa o un empleo. Busca un buen jefe. Un jefe que te apoye, que confíe en ti, que crea en ti; alguien que te dé la oportunidad de crecer para así contar con el mejor impulso posible durante el resto de tu carrera profesional. Es mejor tener un buen jefe en una empresa mediocre que trabajar en una gran empresa con un mal jefe. Un buen jefe forma y desarrolla a las personas con las que trabaja y eso no tiene precio.
Por cierto, puede descubrirse un buen jefe bastante rápido, basta en fijarse cómo trata a su gente.
Los jefes que recordamos nos dan espacio para crecer y generan oportunidades de ascenso, no son celosos del éxito de sus subalternos; todo lo contrario, porque saben que crecen con sus colaboradores. Les gusta rodearse de personas con más talento que ellos mismos. Como dice Oleg Vishnepolsky, un buen jefe es leal y defiende a su gente, además toma riesgos por ellos. Un buen jefe es paciente y escucha a las personas que trabajan en su equipo, está ahí cuando la gente lo necesita. Un buen jefe convierte los problemas de sus subordinados en sus propios problemas. Un buen jefe es lo suficientemente humilde para admitir sus errores, pero también lo suficientemente fuerte para corregirlos. Un buen jefe es magnánimo y trata los errores de sus colaboradores como lecciones que sirven para adquirir experiencia. Un buen jefe no se deja ganar en generosidad y reconoce y recompensa el esfuerzo de sus subordinados. Un buen jefe guía con su ejemplo de integridad, amabilidad y fortaleza. Un buen jefe inspira a los demás a llegar lo más lejos posible. Por eso, un buen jefe tiene la grandeza de empoderar a sus subalternos para convertirlos en auténticos líderes que un día ocuparán su puesto.
Tal vez, la conclusión es que los seres humanos no solo trabajamos por un cheque a fin de mes. Necesitamos también sentirnos apreciados, reconocidos y una persona que se siente apreciada siempre dará más de lo que de ella se espera.
Por eso mi consejo es: trabaja en el lugar donde tu esfuerzo, tu lealtad y tus compromisos familiares sean apreciados y respetados por tu jefe. La vida es demasiado valiosa para gastarla en otra cosa.