Liderazgo en tiempos de guerra
Volodímir Zelenski, 45 años, casado y con dos hijos. Licenciado en derecho, actor, comediante, guionista, productor, pero, sobre todo, político. Desde el 20 de mayo de 2019 ejerce como el 6º presidente de Ucrania. Mide 1,70 metros y, por tanto, no es muy alto, comparado con sus compatriotas ucranianos. Pero Zelenski no es un hombre pequeño; todo lo contrario.
Su rostro ha comenzado a salir en todos los medios de comunicación. Sorprendió al mundo con varios videos grabados por él mismo desde su celular en las calles de Kiev, capital de Ucrania. Envía los mensajes de forma precisa y clara: “el presidente está aquí” dijo en uno de esos videos, mientras señalaba las calles de Kiev y a otros miembros de su gobierno para acallar el rumor propagado por Rusia de que había muerto o huido del país. Y motivos para irse no le faltan: es el hombre más buscado por el ejercito ruso en Ucrania y Putin amenaza con hacerlo morir asesinado por un comando o por un ataque de misiles. Y, cuando Joe Biden le ofreció transporte para sacarlo de la capital, Zelenski le respondió: “la guerra es aquí, lo que necesito es munición y no un medio de transporte”. Así que, tampoco le falta la valentía personal y el coraje para quedarse con los suyos. Se mantiene firme, dando ejemplo de fortaleza ante el horror de la guerra, animando con su ejemplo a defender el país del agresor extranjero.
Son sus acciones y su presencia las que han definido su compromiso con la democracia de su país y su liderazgo. “Estamos defendiendo nuestra independencia, nuestro estado, y lo seguiremos haciendo”, declaró en un video grabado por él mismo, vistiendo ropa militar. Este hombre está dando una lección a la comunidad internacional, mientras camina con paso ejemplar entre los escombros del horror.
Otro elemento disruptivo de Zelenski es que hace reír. Como decía Mark Twain: “La especie humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa”. Siempre he admirado a las personas que saben reír y que con su risa contagian. Y más aún, a los que hacen reír a los demás. Curiosamente, durante su discurso de toma de posesión como presidente, Zelenski explicó que en el pasado había hecho todo lo posible para hacer reír a los ucranianos y que a partir de ese momento haría todo lo posible para no hacerlos llorar.
En una guerra con tanta desproporción de fuerzas, lo más probable es que Ucrania sea derrotada y se convierta en un Estado satélite de Rusia, con un gobierno prorruso. Sin embargo, hoy las guerras no se ganan solo con tanques y soldados. Hace falta conquistar a las personas y para eso es imprescindible “conectar” con la gente.
El presidente de Ucrania es cercano con los suyos y se muestra como uno más: aparece abrazado con el ministro de defensa, sonríe, sabe llorar, muestra sin pudor su rostro ojeroso y sin afeitar, se viste sin protocolos y no oculta que su lengua materna es el ruso en lugar del ucraniano, como sucede con muchos de sus compatriotas. En el frente de la comunicación es Ucrania con su presidente a la cabeza la que está ganando. Tal vez, esa lucha no consiga la rendición del enemigo, pero sí da el ánimo que permite continuar en pie. Por eso, un pueblo que refleja un líder como este no se somete. Puede perder una guerra, pero no se rinde. Así que, posiblemente, esta guerra será larga y encarnizada, especialmente cuando comiencen los combates urbanos.