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Las conversaciones que debes tener antes de aceptar una junta directiva

Alfredo Enrione

Llega esa llamada esperada: te ofrecen un asiento en una junta directiva. La compensación es atractiva, la empresa tiene prestigio y tu ego está inflado. Agradeces el “honor” y aceptas, apenas disimulando tu ansiedad. Seis meses después, te encuentras atrapado en una junta disfuncional, con exposición legal que no dimensionaste, preguntándote cómo salir sin destruir tu reputación.

En América Latina, donde los nombramientos de juntas provienen principalmente de conexiones personales y procesos informales, rechazar una invitación puede interpretarse como ofensa, deslealtad o falta de ambición. El resultado: ejecutivos talentosos aceptan posiciones que nunca debieron tomar. En mis conversaciones con directores experimentados, la mayoría admite haber aceptado al menos una junta que, en retrospectiva, fue un error de juicio. El costo va más allá del tiempo perdido: incluye reputación y, en algunos casos, consecuencias legales devastadoras.

La clave está en tres conversaciones previas al nombramiento.

La primera, con el Presidente de la Junta, es crucial. Averigua por qué está libre ese asiento ¿Renuncia súbita, crisis, expansión? Pregunta directamente por los desafíos principales de la junta hoy y si ha habido investigaciones regulatorias o litigios recientes. Indaga sobre las expectativas específicas hacia ti y el tiempo real requerido. Si la respuesta es evasiva o incómoda, tu alarma sobre la transparencia debe sonar.

La segunda conversación, con el CEO, revela la dinámica de poder. Necesitaras primero el visto bueno presidencial, pero vale la pena. Entiende cómo describe su relación con la junta y cómo se resuelven discrepancias. Pregunta qué temas son “sensibles” para tratar y observa no solo el contenido, sino el tono. Un CEO excesivamente diplomático o defensivo puede indicar que ve la junta como obstáculo, no aliado, una bandera roja clave.

La tercera conversación, con tu asesor legal, es tal vez la más importante y menos frecuente. Una revisión detallada de estatutos, pactos, riesgos legales específicos y cobertura de seguro D&O puede ahorrarte problemas. En América Latina, con marcos legales cambiantes y crecientes responsabilidades, esta charla es esencial, no opcional.

Existen riesgos particulares en el contexto latinoamericano. Empresas familiares en transición generacional, sin acuerdos claros, son campos minados de conflicto. Juntas donde todos los miembros tienen vínculos estrechos con el controlador limitan tu independencia. Si la compensación es demasiado alta, pregúntate qué están comprando realmente con ese premium. La resistencia a entregar información financiera o legal detallada antes de tu nombramiento no es discreción; es una advertencia.

Rechazar una posición con elegancia y razones sólidas no daña tu reputación, la construye. Demuestra que entiendes de gobernanza y que valoras tu track record. Antes de aceptar, pregúntate: ¿Sé por qué me invitan? ¿Conozco la verdadera dinámica interna? ¿He validado mi exposición legal y la protección disponible?

P.D. Incorporarse a una junta directiva debe ser una decisión estratégica, no respuesta automática al halago. Quien entiende esto protege su carrera y añade verdadero valor donde decide comprometerse.

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