Durante el 9, 10 y 11 de septiembre de 2020, los tres días que siguieron al ataque policial que terminó con la vida de Javier Ordóñez en Bogotá, Gustavo Petro trinó 190 tweets desde su propia cuenta y retuiteó 238 mensajes, todos relacionados con la avalancha de violencia que se desató.
En esos 428 trinos los términos más repetidos fueron asesina(r)(ato)(ado), masacre, brutalidad policial, violencia, desobediencia civil, represión, dictadura, sangre, tortura, impunidad, fascismo y renuncie.
En sus retweets Petro promovió los siguientes hashtags: #PoliciaCriminal, #PoliciasAsesinos, #PoliciaNacionalParenDeMatar, #NosEstanMasacrando, #NoMasAbusoPolicial, #ParoNacional y él mismo trinó varias veces con el hashtag #MasacreEnBogota.
Por eso llama la atención que, en uno de sus trinos del 11 de septiembre dedicado a Álvaro Uribe Vélez, el senador Petro escriba: “El presidiario ha desatado la violencia desde el Estado que controla, buscando su libertad. Sacrifica a todo un pueblo en su fin.”
Sin embargo, cuando uno visita la cuenta de Twitter de Uribe Vélez durante los mismos tres días, se da cuenta de que en referencia a los disturbios que se tomaron a Colombia durante ese período, el expresidente trinó tan solo cuatro veces y retuiteó una única vez, teniendo los términos orden, autoridad, vandalismo y toque de queda como palabras claves.
“…ha desatado la violencia…” increpa Petro apuntando su dedo hacia Uribe…el mismo dedo con que dispara su ametralladora de trinos incendiarios.
“…sacrifica a todo un pueblo en su fin” acusa el senador al expresidente, mientras que observa a través de las redes sociales desde el confort de su casa la histeria colectiva que su bombardeo virtual provoca en los jóvenes ingenuos que le comen cuento.
Este es tan solo un episodio más que revela el perfil de Gustavo Petro. En él se retratan claramente los tres principios que han guiado su vida política por décadas:
• Primero Yo, segundo Yo y tercero Yo: cualquier gesto de Gustavo Petro que parezca empatía o generosidad es producto de un cálculo político que en últimas pretende su propia promoción.
• Mientras peor, mejor: casi siempre desde la confortable oposición (excepto por un desastroso paso por la Alcaldía de Bogotá), Petro la ha tenido fácil, apuntando su dedito tweetero a la cara de los gobernantes mientras espera una nueva desgracia para capitalizarla políticamente. No dudo que, con cada acto de violencia callejera de las últimas semanas, nuestro senador experimenta secretamente el dulce efecto de la dopamina en su cerebro.
• Dividir para conquistar: dividir a Colombia entre policías y población civil es tan solo el más reciente ejemplo de cómo Petro instiga el conflicto social con fines siempre políticos. La verdad es que desde hace décadas esa es la principal materia prima de su discurso de odio. Y digo de odio porque el otro bando siempre es descalificado como un colectivo ética y moralmente inferior. Así lo hace cuando divide a los colombianos entre los que quieren la paz y los que quieren la guerra, entre ecologistas y depredadores ambientales o entre izquierda empática y honesta vs. derecha violenta y corrupta. Pero la división que a Petro más le gusta es la de ricos contra pobres…y él ya dejó muy claro que su gobierno será solo para los pobres.