El negacionismo de la crisis energética
Primero fue la exministra de Minas y Energía, Irene Vélez, quien afirmó categóricamente en marzo de este año que “no tenemos un riesgo de racionamiento de energía eléctrica, esa es una información falsa que no tiene sustento técnico. No hay necesidad de generar este tipo de alarmas”. La razón esgrimida por la Ministra para descartarlo fue tajante: “los embalses del país están por encima del promedio de hace dos décadas”.
Pero, los embalses que sirven a las hidroeléctricas, que participan con 68% de la capacidad instalada de generación, pueden estar en el tope, pero no podemos perder de vista su capacidad de regulación, la cual, excepción hecha de El Peñol que soporta a la central de Guatapé, las demás sólo soportan cuatro meses sin recibir aporte hídrico, lo cual las hace muy vulnerables al fenómeno de El Niño. Y ya estamos advertidos por la Noaa que este se puede prolongar hasta junio del próximo año.
Afirma el novel ministro de Minas y Energía, Omar Andrés Carreño, refiriéndose al nivel agregado de los embalses que se ubicó en septiembre en 73,68% de volumen útil, “tenemos energía para superar El Niño”. No obstante, a causa del fenómeno de El Niño el aporte hídrico a los embalses se aminora y las precipitaciones pueden alcanzar los 100 GWH/día. De tal suerte que, por una simple operación de sumas y restas, si se consumen 220 GWH/día y sólo se recuperan 100 GWH/día, progresivamente va bajando el nivel del embalse, que en condiciones de hidrología crítica podría llegar a estar por debajo de 63%, considerado como el nivel mínimo operativo.
A poco andar XM, que es la empresa que opera el Sistema interconectado nacional y administra el mercado mayorista, informa sobre la imposibilidad de garantizar en forma segura el abastecimiento de energía en la región Caribe y el Chocó. Ello, debido “al agotamiento de la red de transmisión”, a causa del atraso de la ejecución de los proyectos de expansión de la misma, lo que se traduce en una “demanda no atendida”, que es como llama XM eufemísticamente el racionamiento. Ello ha pasado por desapercibido porque este país es tan centralista que mientras no llueva en Bogotá no se considera que hay invierno en el país!
Y más recientemente, XM revela que estaba a punto de darse un efecto dominó que podría llevar al colapso a 36 empresas del sector, que podría derivar en el temido apagón. Ello a consecuencia de la acumulación de una deuda contraída por los usuarios por cuenta de la opción tarifaria y cuyo saldo ya supera los $5 billones.
En un primer momento el ministro Camacho desestimó la alerta de XM y estuvo a punto de estallarle en sus manos esta bomba de tiempo. Pues bien, Air - e, una de las empresas con problemas de flujo de caja y ante el riesgo de que entrara en limitación de suministro, lo cual la habría llevado a la intervención de la Superintendencia de servicios, le tocó expedir en volandas la Resolución 40611 para conjurar dicho riesgo.
Como si lo anterior fuera poco, aunque el Ministro niegue la gravedad de la crisis del sector eléctrico y afirme que “no estamos viendo un apagón en términos de energía, estamos viendo unas dificultades económicas y financieras de las empresas”, XM emitió una nueva alerta, esta vez debido a que el precio de la energía en Bolsa había superado el precio de escasez, lo cual, según XM, “genera una señal de que hay una situación crítica en el sistema”. Lo que pasa es que al Ministro, como en la paradoja de Huidobro, los árboles no le dejan ver el bosque, de allí su negacionismo de la crisis!
Y la razón primordial por la que se está presentando esta estrechez entre oferta y demanda es por el retraso de la ejecución de muchos proyectos, tanto de generación como de transmisión. Es el caso de los 14 proyectos de parques eólicos en La Guajira y 11 proyectos más de energía solar fotovoltaicos esparcidos en el resto del país. Lo propio podemos decir de los proyectos de transmisión de energía, pues bien se ha dicho que sin transmisión no hay transición y ello es absolutamente cierto.
Ahora bien, cabe llamar la atención de que a los retrasos de la ejecución de múltiples proyectos, ahora se ha venido a sumar el abandono y la cancelación de varios de ellos. Es el caso parque eólico Windpeshi de 205 MW en La Guajira, a cargo de Enel y el de la granja solar - fotovoltaica, con capacidad de 145 MW de potencia, que la empresa francesa EDF Renewable estaba instalando en la localidad de Girardot (Cundinamarca). A este paso se va a lograr al cierre de este año que esté operando el primer gigavatio de renovables, como lo ha anunciado el Ministro. Y, para rematar, en momentos en que el gas natural, que esta llamado a ser el combustible - puente de la transición energética, escasea, el segundo mayor productor del mismo, Canacol Energy, acaba de dar por terminado el contrato suscrito con EPM de Medellín para construir el gasoducto para su transporte desde sus campos en explotación en El Jobo (Córdoba).
Valga decir que de los 4.000 MW que han debido entrar entre 2018 y 2021 sólo entraron los 600 MW de las dos primeras unidades de ocho de Hidroituango. Además, según XM, mientras el consumo de energía creció en septiembre con respecto al mismo mes del año anterior, en promedio a nivel nacional, a un ritmo de 7,51% y en el Caribe a 18,34%, la oferta de energía en firme a duras penas crece a 2,5%, el descalce es evidente.
Como lo acota la firma calificadora de riesgos Fitch Ratings, “Colombia continúa enfrentando un desajuste entre la demanda de energía y la expansión requerida del sistema”. Ello explica que mientras la demanda por energía en días ordinarios oscila alrededor de 222 Gwhd, la oferta a lo sumo llega a los 225 Gwhd (¡!). Por ello, basta con que se presente cualquier contingencia o falla para que el sistema entre en barrena. La crisis en ciernes, entonces, no se puede reducir a “unas dificultades económicas y financieras de las empresas”. ¡Así de claro!