Analistas 15/02/2020

El Puente Pumarejo

Amylkar D. Acosta M.
Docente de la Universidad Externado de Colombia

En Colombia el largo plazo se reduce a solo cuatro años, que es el período de los presidentes, gobernadores y alcaldes con sus respectivos planes de desarrollo y de inversión. Cada presidente, gobernador o alcalde aspira a poner la primera piedra de las obras a ejecutar y a cortar la cinta al momento de su inauguración. No obstante, ello no siempre es posible porque los atrasos, aplazamientos y complicaciones en la ejecución de las mismas, los postergan.

Durante muchos años la construcción de un nuevo puente Pumarejo se constituyó en uno de los proyectos bandera de la región Caribe, liderado por el Comité intergremial del Atlántico. La principal motivación por parte de este ante los sucesivos gobiernos tenía que ver con la altura del viejo puente, construido por el expresidente Carlos Lleras Restrepo e inaugurado por el expresidente Misael Pastrana Borrero en abril de 1974, que se constituía en una talanquera para el paso de los buques de mayor calado hacia la Zona industrial de Malambo y Ponedera. De allí que se diseñara el nuevo puente con 45 metros de altura (gálibo), 29 metros más alto que la vieja estructura.

Más, sin embargo, después de construido en la administración Santos e inaugurado con bombos y platillos por el Presidente Iván Duque en diciembre pasado, han surgido dos inquietudes al respecto. En primer lugar, la demolición del antiguo puente cuesta aproximadamente $100.000 millones y esta es la hora que no se sabe de dónde van salir.

Pero, según el director de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, la estructura del nuevo puente aumenta la sedimentación en detrimento de la navegabilidad del mismo, que está supeditada al dragado permanente del canal de acceso. Es más, el propio Director ejecutivo de Asoportuaria de Barranquilla, Lucas Ariza, sostiene: “sí, el puente nuevo es muy bonito, pero su utilidad no está muy clara”.

El mayor exabrupto cometido en esta obra es el hecho de que cuenta con un tablero de dos calzadas de tres carriles cada una, pero resulta que no se previó construir las vías de acceso y los “approachs” a las cabeceras del puente y, lo que es más grave, las dos calzadas con sus seis carriles empalman con la vía a Santa Marta con solo una calzada y dos carriles. La congestión vehicular a lado y lado del puente es descomunal.

La construcción del nuevo puente Pumarejo corrió a cargo de la firma española Sacyr, con un costo inicial que fue de $649.508 millones y al final salió por $785.000 millones, aunque, de prosperar la pretensión del consorcio en contra del Invías, podría subir hasta los $900.000 millones (¡!).

Luego de la negativa del Invías de las pretensiones del consorcio, abruptamente y sin mayores explicaciones dos días previos a la inauguración del puente el nuevo Director del Invías, Juan Esteban Gil, se allanó a la propuesta de Sacyr, de que sea un tribunal de arbitramento el que dirima la controversia.

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