El Presidente de la Fifa, Gianni Infantino, no actúa solo como la cabeza de la Institución que gobierna el fútbol asociado en el mundo; Infantino, actúa como un jefe de estado más, con peso político específico y gran influencia en los líderes mundiales. El liderazgo que ha venido de la mano de Infantino a la Fifa desde su llegada, es histórico. Cercano a Putin, a Xi Jinping, a los países del Medio Oriente y ahora a los Estados Unidos de Norteamérica.
La Fifa cuenta con más países miembros que la ONU, por otro lado, lidera la herramienta que genera más cohesión social en el planeta. El fútbol une países, acerca culturas y tiende puentes. Infantino lanzó en Bogotá, en octubre de 2016, la propuesta de ampliar los cupos del Mundial de Fútbol de Mayores; de 32 a 48 equipos. El Mundial de 48 equipos estaba planeado en principio para el certamen del 2026, en Norteamérica. No obstante, Infantino lanzó recientemente la propuesta de incluir a Arabia Saudita, Bahréin y a los Emiratos Árabes como sedes alternas del mundial del 2022, ampliando los cupos cuatro años antes de lo previsto. Cabe anotar que estos tres países desarrollan actualmente un bloqueo económico en contra de Qatar, país sede del Mundial. Aunque esto se discutirá en marzo, en el Consejo de la Fifa en Miami, el planteamiento ha generado gran polémica; primero por las bajas asistencias en la reciente Copa Asia, desarrollada en los Emiratos Árabes y segundo porque los detractores de Infantino piensan que lo que busca es ganar el Nobel de Paz.
Lo que muchos no entienden es que el fútbol es una herramienta geopolítica, y el balón un instrumento pedagógico. Los sentimientos que vienen de la mano del balompié son imposibles de encontrar en cualquier otra actividad. Ninguna actividad congrega tanta pasión, tanta afición, tanta atención, como el fútbol. Si hay un instrumento para solventar la crisis entre Qatar y sus vecinos, es el fútbol.
El fútbol es tal vez la única herramienta que permite que dos países, enemigos en el papel, se sienten a hablar, o más bien a jugar, por lo que la idea de Infantino es extremadamente acertada. Lo que los críticos del Presidente de la Fifa no ven, es que no es la primera vez que esto ocurre. Encuentros como el de Estados Unidos vs. Irán en Francia 98, Inglaterra vs. Argentina en México 86, Alemania Democrática vs. Alemania Federal en el Mundial del 74 y Angola vs. Portugal en el Mundial del 2006, son ejemplos de enfrentamientos con gran carga política. En todos los casos, el encuentro, ayudó a resolver de alguna manera la crisis. En historia más reciente, previo a la adjudicación de la sede conjunta del Mundial del 2026, en Norteamérica, los tres países protagonistas: México, Canadá y Estados Unidos, estaban inmersos en una fuerte disputa comercial, la cual una vez adjudicada la sede, eventualmente se resolvió.
Hay muchas personas que ven el fútbol solamente como un juego, un entretenimiento de las masas, una actividad poco glamorosa con poco espacio en lo “verdaderamente importante para el mundo”. No podrían estar más equivocados. El fútbol es parte de la vida cotidiana de las personas, el fútbol es política, desarrollo, infraestructura, educación y cultura. En la reciente cumbre del G20 en Buenos Aires, que reunió a los líderes de las 20 mayores economías mundiales, sumado a los directores de los más importantes organismos multilaterales, fue invitado el Presidente Gianni Infantino, quien tuvo un papel preponderante, al dar un discurso en la sesión plenaria de la cumbre llamado: “El poder del fútbol”; en el que habló del fútbol como una fuerza positiva, que podía ayudar a las naciones a enfrentar los retos de la sociedad moderna.
El fútbol será cada vez más, protagonista de la geopolítica mundial, Infantino lo sabe y su acertada gestión ha pavimentado el camino para posicionarse como el único candidato para ser reelegido como Presidente de la Fifa en Junio próximo.