Analistas 17/10/2024

Línea roja

Andrés Otero Leongómez
Consultor en Investigaciones e Inteligencia Corporativa

En 2012, en la guerra en Siria, el entonces presidente Barack Obama marcó una línea roja al régimen de Bashar Assad, amenazándolo con una respuesta militar si llegaba a emplear armas químicas contra su población. Un año más tarde este las utilizó, dejando 1.500 civiles -entre ellos 400 menores- muertos. Hay quienes sostienen que diplomáticamente fue un triunfo para Estados Unidos, pues como consecuencia de ello Rusia quitó su apoyo militar a Assad, desmanteló su programa de armas químicas, y hoy Siria no representa una amenaza en el conflicto en el medio oriente. Otros analistas consideran que, por no haber respondido adecuadamente, Putin terminó anexando Crimea, vivimos guerras en varios frentes, y la mayoría de los dictadores y grupos terroristas dejaron de tener miedo, porque saben que Estados Unidos ya no es el policía del mundo.

En mi charla sobre manejo de crisis, ‘Controlando el Caos’, explico por qué, para cualquier líder, la manera de responder y comunicar es en muchas ocasiones más importante que la crisis misma.

En referencia a la crisis política en Colombia que estamos enfrentando, la pregunta que con frecuencia me hacen es ¿y cómo deberíamos responder los colombianos a la amenaza que representa Petro para la democracia?

Mi respuesta es clara: es necesario tener inteligencia emocional. No podemos picar el anzuelo y dejarnos enredar con su narrativa de lucha de clases, cambio climático, asamblea constituyente, su postura antisemita y todas las estupideces que balbucea a diario por X (antes Twitter), y que replican sus bodegas informáticas y su ejército de ‘influencers’ pagados con nuestros impuestos. Tampoco podemos comerle cuento con el tema del supuesto golpe blando, los planes imaginarios para atentar contra su vida, o cualquier otro invento cósmico que busca convertirlo en mártir y le nutre su inagotable ego de revolucionario.

Debemos ser categóricos y marcar la línea roja frente a su intento de deslegitimar a las cortes y demás instituciones democráticas -como el CNE-. No debemos aceptar que utilice las superintendencias como policía política para amedrentar empresarios y opositores. La visita administrativa de hace dos semanas por parte de la SIC a los tres canales de televisión abierta es un evento que debió generar el rechazo total de la sociedad, los gremios y los empresarios. Si hoy dejamos que amenace a los medios, pida la cabeza de directores incómodos y empiece a restringir la libertad de prensa, estamos abriéndole la puerta a la dictadura.

Tenemos que ser enfáticos en defender a nuestras fuerzas militares y de policía, y respaldar el uso legítimo de la fuerza para enfrentar a las organizaciones criminales -sin importar su denominación de origen-. Hay que exigirles a la Fiscalía y a la Corte Suprema total independencia, porque ya vimos que cuando Petro verdaderamente quiere algo, tiene las mayorías para pasar la aplanadora -o el dinero para comprarlo-.

No hago un llamado a desconocer su mandato constitucional o a buscar mecanismos para retirarlo por la fuerza. Solo advierto que, como sociedad, no podemos permitir que Petro crea que está por encima de la ley. Ya se salió con la suya una vez como alcalde. Hoy puede parecer incongruente e inofensivo, pero sino actuamos unidos y marcamos la raya, mañana puede generar el caos, incendiar la calle, subvertir el orden constitucional y perpetuarse él o cualquiera de sus esbirros en el poder.

P.S. Feliz cumple mi MonPe.

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