Pifiados
Este fin de semana, varios analistas y encuestas pronosticaban una victoria contundente del PP en España, pero se pifiaron. Mientras la derecha confiaba que la mala gestión del gobierno de Pedro Sánchez iba a generar un voto de castigo en su contra, lo que quedó demostrado es que la izquierda tiene claro para qué es el poder. Su habilidad para desarrollar narrativas falsas, engañar a los menos favorecidos, aprovecharse de los dineros del Estado y diseñar a su antojo las reglas de la democracia, les ha permitido atornillarse en el trono.
Si algo han logrado en el mundo, y en Colombia -con la ayuda de Santos-, fue lavarle la cara a una manada de criminales, que hoy, sentados en el discurso de la paz, el medio ambiente y la equidad social, dan cátedra de moral a lo largo y ancho del planeta controlando la narrativa. En vez de castigarlos y hacerlos pagar por sus crímenes, los premiamos con curules, les lavamos sus fortunas, los convertimos en gestores de paz y adalides de la justicia, y les entregamos la tarima y el megáfono para que llegaran al poder y pudieran reescribir la historia. La Comisión V de la Cámara de Representantes con Pablo Catatumbo como segundo presidente es apenas un abrebocas.
Ad-portas de elecciones regionales en Colombia, un sector importante de la opinión pública -pensando con el corazón- quiere creer que el electorado la va a enviar un mensaje contundente a Petro y lo va a castigar en las urnas. A pesar de los altos índices de criminalidad en ciudades, del resurgimiento del secuestro, la extorsión y los atentados terroristas, de la corrupción desbordada y descarada, y la inoperancia para gobernar y ejecutar el presupuesto, dudo que la derrota sea contundente, como muchos quisiéramos ver. Ni siquiera los escándalos de dineros calientes a su campaña o la aparente captura de su hijo, harán mella.
Se comprarán conciencias, atomizarán partidos, debilitarán instituciones
La realidad es que la política se volvió transaccional. El gobierno va a negociar con su bancada para llegar con candidatos de unidad. A punta de billetera y mermelada sumarán el apoyo de los conservadores, de la U, de los verdes y de otros que se vendan en el camino. Usarán redes sociales, bodegas, bots y todo tipo de artimañas modernas para esparcir ‘fake news’ y denuncias infundadas. Sacarán documentales calumniosos tipo Matarife y se apoyarán en columnistas de opinión afines a su causa, para hacer eco a su narrativa.
Personajes como Galán u Oviedo en Bogotá, Fico en Medellín, o El Chontico o Eder en Cali, se van a enfrentar a una izquierda que entiende lo que está en juego. Para ganarle a la izquierda en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, se necesita estrategia. Candidatos que inspiren y generen pasión. Dirigentes políticos dispuestos a dejar sus egos a un lado y a trabajar por la unidad de todo ese ‘otro sector’, que no votó por Petro. Líderes comunales y maquinaria política que movilicen a los votantes. Y mucho dinero. Alcocer, Benedetti y Sarabia la tenían clara.
Y mientras en la oposición sigamos con rencores y rencillas del pasado y no logremos la unión detrás de candidatos viables, nos pasará lo mismo que ocurrió con la oposición en Venezuela. Se comprarán conciencias, atomizarán partidos, debilitarán instituciones y entregaremos las estructuras burocráticas y el control presupuestal a la izquierda permitiéndoles que se perpetúen en el poder.