No me refiero a James Rodríguez y su novela con la Selección, sino quién debería ser el candidato que pueda ganarle a Petro y a la alianza de centro izquierda. Lo primero que hay que preguntarse es: ¿qué modelo de país queremos? ¿quién representa mejor los principios de esa línea de pensamiento? y ¿quién tiene las agallas para enfrentar ese circo romano? Existen varios profesionales exitosos y con experiencia, pero ¿cuál de ellos está dispuesto a sacrificar su vida personal y la de su familia por un país, y tomar decisiones que posiblemente lo enfrente a enemigos y enredos judiciales por el resto de su vida?

El electorado está dividido 50/50 y necesitamos a alguien que pueda inclinar la balanza. El proceso de paz logró que la izquierda y un sector del establecimiento político se aliaran en defensa de un acuerdo romántico pero inocuo, que terminó por otorgar impunidad a la guerrilla, exacerbar el narcotráfico y deslegitimar las instituciones del Estado. Hoy, están montados -desde la oposición- en un discurso progresista, de derechos y no de responsabilidades, de lucha de clases y desigualdad social, y destruyendo en vez de construyendo.

La derecha, representada por el Gobierno actual, no ha sido capaz de enderezar el caminado. Un Presidente poco asertivo y una pandemia, acabaron con la esperanza. Si queremos recuperar el rumbo, estamos obligados a construir una alianza basada en acuerdos programáticos y no en caudillismos. Ese plan de gobierno deberá contener como mínimo: la recuperación del imperio de la ley, la seguridad y el orden; la defensa del aparato productivo, de la propiedad privada y la libertad de mercados; y la transformación del sistema educativo para lograr competitividad en un mundo globalizado.

Si algo quedó claro después del paro, es que la gente está cansada del debate ideológico. Le tiene sin cuidado el castrochavismo, si Petro recibe bolsas de dinero, o si le dispara a alguien en la Séptima. Su base va a votar por él sin importar qué. Para ganarle, hay que ser pragmáticos y no fundamentalistas. Hay que mirar hacia adelante y plantear soluciones de carne y hueso. Fortalecer el aparato productivo para generar empleo, crear riqueza, mejorar el ingreso de la clase trabajadora, recuperar la seguridad en las ciudades, ocupar las zonas permeadas por el narcotráfico, generar desarrollo en el campo y las regiones, y convertirnos en potencia energética regional.

Antes, necesitamos alguien que se ponga la 10 y ayude a armar el equipo. Que logre la unión de los diferentes movimientos políticos que creen en un país de oportunidades y no de igualdades. Alguien con colmillo político y sentido común para lidiar con diferentes egos y vanidades. Un estratega con capacidad de persuasión. Un político experimentado que tenga interlocución con el gobierno; el centro democrático; los expresidentes Uribe, Pastrana y Gaviria; el Partido Conservador, Cambio Radical, el Partido Liberal y la U; Vargas Lleras, el Clan Char y otros poderes regionales; y cualquier otro grupo que no se siente representado por él que diga Petro, Santos o Samper.

Necesitamos menos delfines o burócratas de profesión. Candidatos que propongan soluciones y no diagnósticos, que tengan posiciones claras, experiencia probada, y que no lleguen al partido a improvisar o aprender.