El transporte aéreo es el motor del turismo, el comercio, así como de la conectividad global, regional y local, razón por la cual ha sido objeto de diferentes estudios dada la importancia para las economías. No obstante, aún falta el reconocimiento a su contribución, capacidad de adaptación y observar el potencial que tiene la industria aérea de Colombia. En 2019, antes de la pandemia del covid-19, este sector aportó US$10.700 millones al Producto Interno Bruto (PIB), 665.000 empleos, movilizó 41 millones de pasajeros y transportó alrededor de 350.000 toneladas de carga, evidenciando la importancia de su aporte a la economía colombiana.
Es así como la aviación requiere consolidarse estratégicamente y contar una política Estatal clara para fomentar su estabilidad, crecimiento sostenible y asentarse con el fin de capitalizar los aportes de esta industria.
Debido a la importancia estratégica, económica y social que el sector aporta al país, es deber y responsabilidad hablar del presente tema, especialmente en un año electoral, de manera que el gobierno que se inicie en agosto alinee y desarrolle las políticas públicas de la aviación. Desde Iata se ha insistido en la necesidad de contar con una política de Estado en materia de transporte aéreo, y ahora se renueva la esperanza de tenerla, y la expectativa que los candidatos tengan en cuenta el tema en sus agendas para el futuro de país.
Colombia cuenta con una posición geográfica única y privilegiada, y la aviación es un catalizador del desarrollo económico, impulsando la inversión, y permitiendo la consolidación de sectores significativos para la economía nacional, como el turismo y el comercio, los cuales son generadores de empleo, grandes contribuyentes al PIB y dinamizadores del mercado externo aportando a la estabilidad macroeconómica del país. Debido al potencial del país, el gobierno entrante deberá generar en una política de Estado que permita pensar en grande, y percibir el futuro del transporte aéreo a largo plazo (20 o más años).
El Estado debe propender para que la aviación cuente con una capacidad que le permita continuar creciendo de manera ordenada, sostenible y eficiente. Esta será la hoja de ruta que dará la destreza para poner a volar y competir a Colombia a nivel mundial. De lo contrario nuestros competidores directos, Lima y Panamá, continuarán avanzando y fortaleciendo sus centros de conexiones, dejando a Colombia solo con el anhelo de tener y consolidar HUBs continentales en país (Bogotá y Medellín) y concediendo a otros países miles de empleos, inversiones y aportes al PIB. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de oro para la formulación y adopción de políticas, planes, programas y proyectos del sector aeronáutico para los próximos años, y así poder posicionar a Colombia como el líder de la aviación regional y poder competir a nivel mundial.
Los países que cuentan con una política de Estado, como los países del Golfo Pérsico, han logrado que la aviación aporte un 13.3% del PIB en el caso de los Emiratos Árabes Unidos. Lo mismo sucede en Tailandia 15,5%, Panamá 14%, República Dominicana 12,5%, Singapur 11,8%, Hong Kong y Grecia 10,2%, España 9% y Costa Rica 9% entre otros.
Estas políticas deben venir acompañadas de una estrategia país para mantener y crecer las inversiones, los clústeres aeronáuticos, desarrollar proveedores que ayuden a robustecer la cadena productiva, facilitación de comercio exterior, reducción de carga impositiva, infraestructura, y crear nuevos nichos de mercado continental. Adicionalmente, se debe ampliar la base de la educación técnica aeronáutica, contar con instituciones autónomas e independientes y una estrategia de apoyo desde el Estado para que sean fuertes y competitivas, con el mejor servicio y la prestación del mismo.
Es necesario contar con un documento CONPES para el sector aéreo colombiano que recopile y organice las ideas plasmadas, convirtiéndose en la hoja de ruta clara para que seamos competitivos a nivel mundial y lograr con éxito la implementación de esta política.