El poder innovador de las ciudades
Ante los progresivos recortes a la inversión en ciencia, tecnología e innovación en Colombia, el alcalde Galán lanza un programa de financiación con recursos combinados de varias de sus secretarías, con el fin de promover el talento y la búsqueda de soluciones a los problemas endémicos de la ciudad. Las ciudades, que en nuestro país ya cobijan al menos 80% de la población total, un fenómeno atípico causado por el desplazamiento y la guerra, están obligadas a responder como naciones ante una ruralidad que aún trata de salir de la conflictividad medieval, con idearios que no alcanzan a ser modernos. Mientras tanto, cabalgan las IA reinterpretando el mundo humano para transferirlo al cerebro digital, donde eventualmente quedaremos pegados como moscas si no reaccionamos a tiempo
Bogotá tiene retos enormes de gestión eficiente de sus recursos y en la provisión equitativa de servicios para la gente, retos que sólo pueden abordarse desde campos como la economía circular y la sostenibilidad, la bioeconomía y la bioagricultura combinadas con ciertos campos de la medicina o con el desarrollo de industrias culturales y creativas basadas en las tecnologías emergentes. Propone la administración distrital, a través de su agencia Atenea, incrementar el presupuesto de inversión hasta llegar a 1% del PIB de Bogotá, recursos que fácilmente se duplican en alianzas con entidades privadas expresadas en el desarrollo de entornos científicos colaborativos. Proyectos enfocados en soluciones (por ejemplo, para abordar la escasez de agua, la saturación de residuos, la movilidad o la seguridad), que también requieren “apoyar estudiantes de doctorado y posdoctorado que se encuentren desarrollando investigaciones avanzadas en temas de interés estratégico para la ciudad”, en palabras del mismo alcalde durante el lanzamiento de la iniciativa en días pasados.
Ruta N, en Medellín, marcó por años un derrotero magnífico, lamentablemente destruido por una administración insensible al tema, pero afortunadamente está en proceso de recuperación. Entretanto Cali inaugura, en buena hora para la COP 16, su parque de ciencia, tecnología e innovación, que albergará, dicho sea de paso, una excepcional apuesta de cine 360° acerca de los Parques Nacionales de Colombia, el refugio de la biodiversidad.
Las ciudades son poderosas, y en ellas radica gran parte de las capacidades de innovación que requiere el territorio porque operan en él, un ecosistema más tangible que la abstracción mitológica de la Nación-Estado. Si bien sus recursos son limitados, su administración tiene mucha mayor capacidad de señalar prioridades para afrontar problemas concretos y no ahogarse en la austeridad artificial que los presupuestos nacionales han determinado en Colombia, condenando al Ministerio de C,I y T a ser una pequeña agencia administrativa de la competencia salvaje entre investigadores, quienes pacientemente llenan su Cvlac y aplican a convocatorias que sólo pueden mantener de un hilo su actividad, que por otra parte debería ser central en la educación superior, que depende más de eso que de los controles de una eventual agencia de vigilancia policiva como la que algunos pretendían implementar en una reforma por fortuna defenestrada en el Senado, que solo generaría mayores costos y no mayor productividad en las universidades colombianas. Sin creatividad y sin foco, tocamos fondo…