Analistas

¿Cuánto valoras la libertad?

Camilo Guzmán

Escribo estas líneas en un momento crítico para Colombia. El gobierno de Gustavo Petro se radicaliza cada día más, impulsando una agenda de corte socialista, con la estatización como eje central. Aumenta su poder mientras reduce nuestras libertades, todo esto envuelto en discursos cargados de retórica populista.

La economía del país tambalea, la inseguridad revive fantasmas del pasado, el sistema de salud comienza a colapsar, y enfrentamos graves amenazas en el suministro de energía y gas. En este contexto, los empresarios son señalados como enemigos públicos, como lo expresa el Presidente cada semana. Ante este ataque frontal, uno esperaría que el sector empresarial respondiera de manera activa, pero la realidad es muy distinta.

En los últimos cinco años he dedicado mi vida a la defensa de la libertad, sacrificando ingresos y tiempo con mi familia. Lo he hecho con pasión, porque creo profundamente que la libertad es la única base verdadera de la prosperidad. Sin embargo, defender la libertad es una tarea difícil porque su importancia es invisible para muchos, al menos hasta que se pierde.

La libertad es frágil, y cuando desaparece, las consecuencias son devastadoras y difíciles de revertir. A pesar de los esfuerzos, he constatado una realidad decepcionante: aquellos mismos que se benefician de un entorno libre para innovar, crecer y generar empleo no parecen dispuestos a invertir en la defensa de la libertad que les permite existir.

Financiar Libertank ha sido una batalla titánica. Las semanas de mensajes sin respuesta, los “no” constantes, y la apatía ante la idea de invertir en su propia libertad han sido desalentadoras. He dedicado cinco años a este propósito y, en el proceso, he llegado a una conclusión más profunda: el problema de Colombia no es solo político o electoral. No se resolverá con las próximas elecciones ni cambiando de presidente. El problema es más grave: en Colombia no valoramos la libertad.

Recientemente, un empresario me preguntó cuál era el retorno de la inversión en libertad. Le respondí con otra pregunta: “¿Cuál es el valor de tu empresa?”. Esa es, en esencia, la tasa interna de retorno (TIR) de invertir en libertad: la posibilidad de que tu empresa siga existiendo en un entorno que permita la competencia, la innovación y la creación de riqueza.

¿Cuánto valoramos realmente la libertad? Porque, al final del día, los individuos y las empresas solo invierten en lo que realmente valoran. Y lo que estamos viendo, tristemente, es que en Colombia parece que no valoramos ni la libertad ni la posibilidad de tener empresas. Si la libertad no se cuida, se pierde, y con ella se perderán las empresas y la oportunidad de progresar.

Este es un llamado urgente a los empresarios: si no invierten hoy en la libertad, no habrá empresas que defender mañana. No habrá mercado, no habrá innovación, no habrá creación de riqueza. La libertad no es un lujo, es una condición necesaria para que todo lo demás exista. Si no invertimos en ella, si seguimos dejándola en el último lugar de nuestras prioridades, estamos condenando al país al fracaso y sus empresas a desaparecer.

Colombia no puede permitirse seguir por este camino. ¿Valoras tu libertad lo suficiente como para actuar ahora? ¿Dónde la pones en tus prioridades? Solo si estamos dispuestos a hacer sacrificios por cuidarla, Colombia tendrá un futuro.

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