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Más impuestos, menos confianza

Camilo Guzmán

La seguridad es una condición indispensable para la prosperidad. Sin ella, las familias no pueden vivir en paz, las empresas no pueden crecer y las comunidades no pueden desarrollarse. Este principio debería ser un consenso entre todos los actores políticos y sociales. Sin embargo, su importancia no debe convertirse en una excusa para imponer más impuestos a quienes ya cargan con una de las mayores presiones fiscales de la región.

En Antioquia, recientemente se aprobó una sobretasa a los servicios públicos para financiar el gasto en seguridad. Este impuesto, que afectará a los hogares de estratos 4, 5 y 6, así como a las empresas, llega en un momento económico particularmente difícil. La discusión ignoró las voces de empresarios y ciudadanos, priorizando el juego político sobre el diálogo y el respeto por el bolsillo de los antioqueños.

Más preocupante aún, esta decisión se toma mientras en el Senado se debate la mal llamada Ley de Financiamiento, que no es más que otra reforma tributaria nacional destinada a exprimir aún más los bolsillos de los colombianos. Los gobiernos, independientemente de sus partidos o ideologías, han convertido los impuestos en su solución predeterminada en lugar de gestionar mejor los recursos existentes. Al final, es más fácil gastar con el dinero de otro.

Durante las elecciones regionales se prometió austeridad y eficiencia en la gestión pública, pero los números muestran otra realidad. Aunque la Gobernación redujo el número de dependencias de 41 en 2024 a 26 en 2025, los gastos totales de funcionamiento aumentaron significativamente, de $1,6 billones a $1,8 billones, un incremento de 11,9 %.

El mayor aumento se dio en la Secretaría de Talento Humano y Servicios Administrativos, que recibirá $183.000 millones más que las dos secretarías que la formaban anteriormente. ¿Por qué aumenta esa Secretaría? ¿Eliminaron dependencias pero inflaron la burocracia departamental?. Aunque se argumenta que la sobretasa busca fortalecer la seguridad, el Presupuesto de Inversión de la Secretaría de Seguridad, Justicia y Paz para 2025 ocupa el octavo lugar en el presupuesto de inversión del departamento. Dependencias como la Secretaría de Ambiente recibirán más recursos que la seguridad.

Se ha dicho que al invertir en seguridad estos nuevos impuestos pueden terminar generando valor. Pero no está claro cómo esto mejorará la seguridad en Antioquia. Primero, la seguridad depende principalmente del Gobierno Nacional, que actualmente apuesta por el apaciguamiento con unas Fuerzas Militares y de Policía desmotivadas y debilitadas. Cambios constantes en sus altos mandos para alinearlos con la agenda presidencial han erosionado su capacidad operativa. En este panorama, la Gobernación, por muy buenas intenciones que tenga, está maniatada.

Además, la experiencia de ciudades como Barranquilla, que ya tienen una sobretasa similar, demuestra que más recaudo no garantiza mejores resultados. Hoy, Barranquilla enfrenta graves indicadores de criminalidad, evidenciando que más dinero no siempre se traduce en más seguridad.

La confianza no se gana con discursos, sino con coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Cuando las promesas de austeridad y eficiencia se traducen en más gasto y más impuestos, esa confianza se desmorona. Gobernar no es recaudar más, es priorizar mejor. Gobernar es demostrar que con los recursos existentes se pueden atender las necesidades fundamentales de los ciudadanos, respetando siempre su bolsillo.

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