El covid-19 ha acelerado las compras online en nuestro país y plataformas como Linio, Mercado Libre o Dafiti, entre otras, están teniendo unos volúmenes de transacciones que esperaban tener unos años más adelante. Esto mismo pasó en China en 2003 con el Sars y fue cuando empresas como Alibaba surgieron. Para entender las tendencias futuras de las compras, toca empezar mirando al pasado comenzando con la fundación de Sears en 1886 en Minnesota.
Sears creció inicialmente vendiendo joyas y relojes a través de un catálogo a precios muy inferiores a los que ofrecían comerciantes locales en miles de pueblos alrededor de todo Estados Unidos. Antes de este catálogo, que posteriormente se convirtió en la biblia de la economía de Estados Unidos con más de 500 páginas, los comerciantes locales jugaban con los precios y disponibilidad de productos.
Sears con su catálogo, democratizó las compras. En los años veinte, Sears capitalizó en la urbanización de Estados Unidos abriendo más de 300 tiendas alrededor de las ciudades más importantes. Pero en 2018, después de 132 años, Sears cerró sus puertas debido a la disrupción del mercado de Walmart, el cual desde los años ochenta invirtió en tecnología para entender qué era lo que los consumidores estaban comprando y así aprovechar las economías de escala para ofrecer los mejores precios en sus tiendas. A principios de los ochentas, Sears era cinco veces más grande que Walmart y en los noventas esta ya era el doble que Sears.
La historia posteriormente se repitió entre Walmart y Amazon, este segundo al irrumpir el modelo de negocio de Walmart apalancándose en tecnología y usando la misma red postal que Sears había utilizado hace más de 100 años. La revolución del e-commerce es básicamente una vuelta a un modelo que ya funcionaba, no descarto que en un futuro cercano se puedan comprar casas prefabricadas en Amazon como hacía en Sears a principios del siglo XX.
Un pequeño ejemplo de estas disrupciones es la capitalización de mercado: en 2006 Amazon valía US$17.500 millones y hoy en día vale $1.138 billones, mientras que un retailer tradicional como Macy’s, pasó de valer US$17.800 millones en 2006 a US$1.500 millones hoy lo que significa una variación de -91%.
No hay forma de conocer exactamente cuál va ser el impacto de la inteligencia artificial en las compras, pero la batalla irá por los lados de los asistentes virtuales, que en este momento los más relevantes son Alexa de Amazon, Google Assistant, Siri de Apple y Tmall Genie de Alibaba. Pueden surgir nuevos jugadores que usen el IA y competir con estos gigantes, pero es poco probable por cómo van avanzando y los recursos que disponen.
Los grandes retailers y almacenes físicos a nivel mundial se tienen que reinventar porque la revolución digital no tiene marcha atrás y el covid-19 lo único que hizo fue acelerarla. El centro comercial del futuro será cada vez más un sitio de experiencias que un sitio de compras, porque nada va a poder competir contra la comodidad de comprar en una tienda virtual exclusiva para uno, con ayuda de unas gafas de realidad virtual, con todo hecho perfectamente a la medida y con una selección ilimitada de productos de mi talla y de las marcas que me gustan.