La búsqueda de nuevos yacimientos es una tarea que tenemos pendiente como industria. Colombia necesita realizar mayor actividad exploratoria, ya que somos uno de los países con menos información del subsuelo de la región, pues solo se han perforado alrededor de 2.500 pozos exploratorios. Comparados con el entorno global, el país tiene muy baja actividad exploratoria. En 2019, han sido perforados 46 pozos exploratorios de 55, lo que representa 83% de cumplimiento de la meta. Ahora bien, el propósito establecido por el Gobierno para 2020 es de 42 pozos, sin embargo, esto no es suficiente, por lo menos al año deben perforarse 120 pozos exploratorios si queremos adicionar barriles de manera significativa al portafolio de reservas.
De acuerdo al Ministerio de Minas y Energía, por cada barril que se produce en el país, se incorporan 1,56 barriles de reservas probadas. Durante el 2018, el país logró la incorporación de 492 millones de barriles por día (Mdb) a las reservas probadas, de los cuales 450 corresponden al desarrollo de proyectos de recobro mejorado, producción incremental y factores económicos, y solo otros 42 Mdb fueron producto de nuevos descubrimientos.
De acuerdo a datos oficiales pasamos en 2012 de tener 131 pozos exploratorios al año, a 25 en 2015, 21 en 2016, 54 en 2017 y solo 18 en 2018. Lo que deja en evidencia los cinco años en los que no se entregó un solo bloque para desarrollo exploratorio en el anterior gobierno, motivado en parte por la crisis mundial de precios que se desató entre 2014 y 2016.
En cuanto a sísmica 2D, en tierra firme desde el 2017 hasta la fecha, levemente sobrepasamos los 1.000 km equivalentes al año, cuando deberíamos estar en mínimo quince veces esa cantidad. Estos niveles tan bajos de sísmica continúan siendo insuficientes para la actividad que requiere el país, donde no hemos podido sobrepasar el 2010 donde la sísmica registró 19.986 km.
Sin embargo, estos dos últimos años en cabeza de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) se destacan los avances en la implementación del Proceso Permanente de Asignación de Áreas (PPAA) y la expedición de la minuta contractual para áreas costa afuera.
Uno de los grandes potenciales está en los yacimientos costa afuera, ya que el país cuenta con 63.000 MBPE, un alto índice de recursos prospectivos en el subsuelo marino del Caribe. Sin embargo, esta es una zona inexplorada, con no más de 70 pozos en aguas someras. En cuanto a la sísmica offshore, el país solo cuenta con 75,87 km de 3D y 103,57 km de 2D. Estas cifras revelan la poca información sobre estos yacimientos y develan la necesidad de aumentar los estudios en esta materia.
Es evidente que Colombia tiene en el subsuelo un potencial inexplorado, que debemos aumentar los kilómetros de sísmica y la perforación de pozos exploratorios, incrementado así el conocimiento del potencial hidrocarburífero que puedan albergar las 22 cuencas del on-shore y off-shore colombiano.
Colombia tiene cerca de 30 años de no tener un hallazgo importante como el de Cusiana-Cupiagua, y estamos aguardando a que sea descubierto, pero para que esto suceda no hay que bajar la guardia. La dinámica de la industria ha demostrado que cuando los esfuerzos por la exploración y desarrollo se llevan al mínimo, vencer la inercia para lograr indicadores de éxito atractivos es una labor que toma varios años.