El ciclismo más que una moda, un estilo de vida
En los años 80, a pesar de que los jóvenes de esta época vivimos hechos violentos, fue un tiempo para disfrutar de las discotecas, las fondas y el aguardiente hasta el amanecer.
En ese período, rodar en una bici de montaña era visto como un deporte extraño, de locos y la cicla se convirtió en un bicho raro que muchos ni entendían para qué servía. Las bicis de ruta eran populares, pero solo pocas personas practicaban en las bicicletas de montaña.
A principios de este siglo el ciclismo se volvió una moda que ahora se transformó en un estilo de vida. Hoy, cientos de personas cambiaron esas noches de los viernes y sábados de fiesta, por madrugadas de sudor pedaleando entre amigos, para convertirse en algo más que una comunidad del pedal.
En los paseos de fin de semana, ya es común ver largas e interminables filas de ciclistas, que aunque comenzaron siendo solo de hombres, ahora son también de mujeres que hacen ver mucho más bello este deporte.
Jóvenes y adultos ruedan cada día más en ciudades y ahora hasta en los pueblos en donde el ciclismo también llegó para transformar la rutina de sus habitantes.
Además de generar cambios de horarios y algunas costumbres, el ciclismo ha logrado darle un vuelco a la alimentación, siendo esta más saludable. Incluso han llegado a desaparecer malos hábitos como el consumo de bebidas azucaradas, el alcohol y el cigarrillo.
Muchas risas de fin de semana, por fortuna, se han trasladado desde las discotecas y las fondas a las carreteras y paraderos del camino, en donde después de cada montada se comentan las experiencias vividas y de paso se actualizan los chismes del día.
Este espacio se lo ganó el ciclismo, porque detrás de este fenómeno se ha cambiado la vida de muchas personas. Desde aquellas que lo
tienen para liberarse del estrés, para bajar de peso, para lograr un mayor rendimiento personal o deportivo, para disfrutar de la naturaleza y muchas cosas más.
Otro punto que es de vital importancia es el relacionado con la seguridad cuando se sale en bicicleta. Hoy, como una gran comunidad, debemos entender que tenemos riesgos en las carreteras, pero no podemos exigir respeto cuando se nos olvida la esencia de ciclista, esa que también contempla el acatamiento de normas y conductas.
Debemos trabajar para implementar la cultura del respeto y la tolerancia, para generar una movilidad responsable, lo que trae consigo grandes beneficios. Tenemos que entender, además que los semáforos y las reglas de tránsito, son también para estas máquinas, que hoy son hechas hasta de carbono, y quienes las conducen. En muchas ocasiones es triste ver la forma irreverente como algunos ciclistas invaden el espacio de los transeúntes como si fueran por su autopista privada o en contravía irresponsablemente.
Por otro lado, se debe reprochar, también, el comportamiento imprudente de algunos conductores de carros y ni que decir de algunos motociclistas que invaden las ciclovías para evitar las múltiples congestiones viales de nuestras ciudades. Lo que está en juego es la vida e integridad de unos y otros.
Por esta y muchas razones más, es que deben surgir con prontitud, representantes de la comunidad ciclista en cada departamento de Colombia, para defender los derechos del ciclista, frente a asuntos como la seguridad, la movilidad y la infraestructura vial, para que la bici sea un nuevo estilo de vida lleno de múltiples beneficios que por esta época se ve amenazado por los efectos “devastadores” de los buñuelos, la natilla, los asados, los sancochos y demás platos propios de las fiestas decembrinas.
Y a todas estas me pregunto ¿Y a ustedes en el 2019 para qué les fue útil la bicicleta, llamada cariñosamente la burrita o la flaca? Medítenlo, de mi parte, les deseo un feliz año nuevo para la familia del ciclismo lleno de mucho pedal.