Analistas 26/04/2023

¿Es malo ser empresario?

Carlos Ballesteros García
Gerente de Bike House

En Colombia hay muchas personas que ven a los empresarios como victimarios, explotadores y capitalistas que generan pobreza.

Existe la falsa idea de que los empresarios son unos pocos, cuando son muchos los que hacen parte de este grupo de emprendedores. Estos van desde los miles que generan trabajo hasta los que son auto empleados o aquellos que manejan uno o dos colaboradores, como en el caso de un vendedor de mangos, hasta una pequeña fábrica de arepas. Todos tienen un producto para vender, poseen logística para su empaque y entrega, pagan proveedores y hacen balance entre lo que entra y lo que sale.

Los integrantes de este gran conglomerado, tienen que madrugar, levantarse a pensar cómo van a recoger el dinero para pagar salarios, responder por las deudas y demás obligaciones. Cada día, para esta especie de súper héroes, hay que ponerse la capa de Superman, porque no faltan los empleados que piensan que tras esto no hay estrés, desespero y desesperanza, porque siempre están ahí para dar la milla extra, esa que muchos no entregan, porque creen que su salario es para tener solo la presencia física, más no la útil.

Los empresarios invierten la vida y tiempo en sus negocios, sacrificando momentos con sus familias, destinando su juventud para generar crecimiento en las empresas, que a su vez originan más empleos, aunque pareciera que hoy, entre más se crece, se aumenta el desprecio y la envidia hacia los emprendedores con mayor talento.

Ser empresario es una aventura maravillosa en la que hay grandes recompensas, pero antes de llegar la cima, existen muchos fracasos. Esta clase de personas son de las que arriesgan todo por un futuro mejor para los suyos, sus colaboradores y el avance del país ¿O será, acaso, que el desarrollo NO depende de los empresarios?

Infortunadamente, hoy en nuestra nación se desató una extraña ola de repudio, odio y resentimiento hacia los empresarios ¿Será que la solución está en cerrar las empresas, o peor aún, dejarlas en manos de los opositores condenadas a un seguro y triste final? Cualquier emprendedor puede comenzar de nuevo en cualquier lugar del mundo, pero Colombia necesita de la pujanza, disciplina y sacrificio de estos valientes que son los que sostienen la economía.

Leo y escucho cómo se recrimina al empresario por sus privilegios. Estos no son gratuitos y no surgen de la noche a la mañana; a esto se le llama realizar mucho trabajo, pero algunos quieren tenerlo todo sin hacer nada.

La diferencia está en el empeño y, por eso, cuando llega la hora del éxito, es el momento de disfrutar, porque se ha ganado con esfuerzo y dedicación, después de sufrir golpes y caídas.

Por eso, resulta imprescindible dar a los empresarios el lugar que se merecen, porque en su mayoría forjaron su éxito desde cero, enfrentando tiempos duros sin abandonar sus sueños, porque están llenos de valentía, audacia, pasión y talento. Todos estos atributos son una heredad de muchas personalidades que crearon, paso a paso, tantas compañías consideradas íconos en nuestro país, admiradas y codiciadas por los de afuera y tristemente odiadas por variados enemigos internos.

Los empresarios, sin importar su tamaño o religión son hombres de fe, deben pedir para que los productos lleguen a tiempo, para que no sean extorsionados, “vandalizados” o robados entre otros asuntos desalentadores. A lo anterior hay que agregarle, ahora, la incertidumbre en los mercados, la inflación, las altas tasas de interés, la disminución en las ventas, el aumento en los gastos y un ambiente de pesimismo generalizado.

Para muchos, las vacaciones son mínimas y los días de fiesta son para pensar y reflexionar ante este inusual estado de cosas, porque si fuera fácil ser empresario todo el mundo tendría negocio, porque se necesita contar con resistencia para soportar la crítica y la adversidad, cuidar sus emociones sin importar el tamaño de los problemas, porque cuando se acaba la paciencia se pierde la batalla. Trabajar mientras otros duermen y persistir mientras otros descansan, hace parte de la vida de un empresario.

Laborar en lo que les apasiona, tener talento para desarrollar su negocio, haciéndolo con constancia, disciplina y mucho trabajo es la clave del éxito de los empresarios más exitosos. Pero tristemente, de forma paradójica, son de los más criticados por sus defectos, como cualquier ser humano, en lugar de ser elogiados por sus virtudes y aportes al desarrollo social.

Para afrontar la nueva realidad como empresarios, es clave la optimización de los gastos al igual que rodearse de empleados con buena actitud, respetar las diferencias; que los colaboradores sean comprometidos, solidarios, que estén dispuestos a darlo todo, a valorar y entender la responsabilidad empresarial. La invitación es para las personas que critican desde la comodidad que brinda la barrera, a abrir empresas aplicando sus ideas y así puedan entender que ser empresario no es malo sino ¡muy berraco!

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