De la toma de Damasco a la Nación Kurda
miércoles, 11 de diciembre de 2024
Carlos Cuartas
Se habla mucho de los rebeldes del HTS (Hayat Tahrir al-Sham) y sus aliados yihadistas de Al Qaeda y otros grupos menores, que unidos derrocaron al sanguinario dictador Bashar al-Assad, heredero de su padre Hafez, acabando con 53 años de una dictadura no solo con todos sus rasgos perversos, sino peor aún: desordenada, débil y anárquica.
Esta dictadura no solo no pudo mantener unido a su país, aunque fuera en torno a la dictadura heredada, sino que lo sumió en una guerra civil desde 2011, convirtiendo a Siria en un parche de regiones, tierra de nadie, aliado de Rusia e Irán, donde ha venido perdiendo toda soberanía y casi con seguridad acabará con el mapa de Siria tal como lo conocemos hoy. Sin embargo, poco se habla de aquellos que podrían ser grandes beneficiados de esta situación: los kurdos.
Los kurdos no tienen un país, pero sí se conoce como Kurdistán la zona donde habitan, con presencia en el sureste de Turquía, el norte de Irak, el noroeste de Irán y el noreste de Siria. Son un grupo étnico con una lengua propia, el kurdo. Lo que acaba de suceder con la toma de Damasco y la salida del dictador al-Assad, sumado a la coyuntura actual, podría permitirles anexar el territorio limítrofe que hoy controlan en Siria y unirlo a la parte que más controlan en el norte de Irak, donde poseen cierta autonomía política, pues gobiernan con su partido, el GRK, y tienen incluso una fuerza armada llamada los Peshmerga.
De este modo, los kurdos podrían consolidar el anhelado sueño de poseer un territorio autónomo y convertirse en una nación con aproximadamente 45 millones de habitantes. Podría ser el pueblo más grande sin Estado hoy en día.
Como bien sabemos, la mayoría de los conflictos que existen hoy en el planeta tienen sus raíces en los desaciertos de los tratados de paz firmados tras la Primera Guerra Mundial, lo que provocó la Segunda Guerra Mundial y nos ha dejado al borde de una posible Tercera Guerra Mundial no declarada. Cuando el Imperio Otomano fue derrotado en la Primera Guerra Mundial, se aprovechó para crear la nación kurda mediante el Tratado de Sèvres en 1920, pero nunca se implementó. Posteriormente, con el Tratado de Lausana, se estableció la región del Kurdistán, pero ninguna de las naciones implicadas cedió parte de su territorio para dar vía libre a la creación del Estado kurdo.
Los kurdos han sido utilizados en cada conflicto de estos países, como ocurre hoy en Siria, pero esperemos que esta vez cuenten con líderes fuertes y apoyo internacional, y se les reconozca como un Estado. Esto podría aliviar muchas tensiones en el futuro. Para evitar más conflictos con Irán y Turquía, podrían utilizar la parte semi independiente de Irak y la que controlan en Siria, dándoles finalmente la tan anhelada nación.
Supe de los kurdos en un viaje con mi esposa hace unos 18 años a Turquía, pues los famosos tapetes persas, que tanto renombre tienen, son de la mejor calidad cuando son realizados por tribus kurdas. No he encontrado muchas referencias sobre esto, ya que no tienen una nación ni una identidad unificada que mostrar al mundo, pero pude verlo y admirarlo de primera mano. Una cultura muy bonita, además.
Es el momento de que esta nación kurda cobre vida, un momento que no se veía desde la Primera Guerra Mundial. Rusia e Irán, envueltos en las guerras de Ucrania e Israel respectivamente, están debilitados moral, económica y militarmente. Esperemos que esta vez las organizaciones multilaterales hagan su trabajo, que ha tenido poco o ningún resultado en los últimos años, y eviten un nuevo conflicto. Al menos, que le den a la población kurda su propio Estado.
Como tema para otra columna, queda por analizar lo que depara el futuro para las bases militares rusas en Siria y su impacto en las guerras de Israel y Ucrania. Lo que sucedió no es positivo, pero la caída del sanguinario y mal gobernante al-Assad sí lo es. Sin embargo, esto puede tomar muchos rumbos.
Dependerá de la habilidad de las superpotencias y de los líderes regionales lo que ocurra en las próximas semanas en ese lejano territorio, aunque muy cercano para muchos colombianos debido a la descendencia de la migración siria que llegó a Colombia a finales del siglo XIX, asentándose mayoritariamente en Cartagena, Barranquilla y Santa Marta. Hoy en día, se destacan en los ámbitos empresarial y político. Con ellos, la mayor solidaridad; merecen ver la nación de sus antepasados en paz.