Analistas 19/09/2024

Inversión Extranjera Directa: Desafíos y oportunidades en Suramérica

Carlos David Alape Gamez
Economista y estudiante de Administración Pública Esap

La Inversión Extranjera Directa (IED) en los países en desarrollo ha sufrido una contracción de 7%, mientras que en las economías desarrolladas ha aumentado un 9%. El reciente informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) permite comprender las causas de esta preocupante situación, además de proponer valiosas recomendaciones para avanzar hacia el desarrollo sostenible que América Latina y el Caribe requieren.

Según el informe, aunque los países en desarrollo han registrado la mayor contracción en comparación con otras regiones, de los US$1,3 billones invertidos a nivel mundial en 2023, este grupo de países absorbió aproximadamente 65%. Al desglosar este porcentaje, se observa que 71% de la IED se dirigió a países asiáticos (US$615.000 millones), 14% a América Latina y el Caribe (US$121.000 millones) y 15% restante a países africanos (US$130.000 millones).

En lo que respecta a América Latina y el Caribe, la distribución de la IED fue la siguiente: 74% se destinó a los países de Sudamérica, 24% a Centroamérica y tan solo 2% a los países del Caribe. A nivel sudamericano, Brasil concentró 46% de la inversión, equivalente a aproximadamente US$66.000 millones, seguido por Argentina y Chile, que en conjunto captaron 77% restante, es decir, cerca de US$44.000 millones. Por su parte, Colombia absorbió apenas 12% del total de la IED en Sudamérica.

Es importante resaltar que varias razones explican la disminución de la IED en los países en desarrollo. En primer lugar, las crisis globales y los conflictos regionales han generado una creciente inestabilidad económica, lo que desalienta a los inversores a comprometerse con proyectos a largo plazo, especialmente en entornos de alto riesgo. Además, las condiciones financieras más restrictivas, con tasas de interés más elevadas y menor disponibilidad de crédito a nivel mundial, han dificultado la financiación de proyectos a gran escala en estas regiones, lo que ha sido un factor disuasorio para la inversión en infraestructura crítica y en proyectos industriales.

A partir de esto, América Latina y el Caribe enfrentan varios retos en cuanto a la atracción de IED. En primer lugar, deben mitigar los factores que generan inestabilidad económica y política, como los conflictos internos y la volatilidad financiera. La región también debe mejorar el acceso a financiamiento, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología y las energías renovables, siguiendo el ejemplo de las economías desarrolladas, que han adoptado políticas favorables para la inversión.

Colombia, al igual que otras naciones latinoamericanas, debe evitar los factores que desincentivan la IED, como la falta de infraestructura adecuada y la inseguridad jurídica, y al mismo tiempo fortalecer la confianza de los inversionistas a través de políticas fiscales y regulatorias coherentes. En última instancia, América Latina y el Caribe deben aprender de las economías avanzadas e implementar medidas que fomenten la estabilidad macroeconómica y ofrezcan incentivos competitivos, si desean aumentar su participación en el flujo global de IED. Sin inversión no habrá crecimiento sostenible.

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