Analistas 14/09/2025

TES entre confianza y presión fiscal

Carlos David Alape Gamez
Economista y candidato a magíster en Economía Aplicada Universidad de los Andes

Desde Aval Casa de Bolsa observamos que las tenencias de TES en agosto alcanzaron COP 668,3 billones, lo que representó un incremento de 1,39% frente al mes anterior y de casi 20% en comparación anual. Más allá de la cifra, lo relevante es la dinámica que la explica, marcada por la fortaleza de la demanda institucional y, en paralelo, por las crecientes tensiones fiscales que enfrenta el Gobierno.

El protagonismo en el mes lo tuvieron las Carteras Colectivas y Fondos Administrados, que elevaron sus posiciones en COP 3,8 billones, un salto de 22% mensual que marcó un máximo histórico. Este apetito refleja la búsqueda de refugio en activos de renta fija domésticos, impulsada por expectativas de flexibilización monetaria y por la necesidad de diversificación en un contexto global aún incierto.

Los Bancos Comerciales también dieron señales de fortaleza al sumar COP 3,7 billones. Con ello alcanzaron COP 115,8 billones y consolidaron una expansión de más de 43% en un año. Este avance refuerza la banca como un actor central en el financiamiento interno del Estado, capaz de absorber oferta incluso en momentos de presión fiscal.

A la par, los Fondos de Capital Extranjero ampliaron sus inversiones en COP 3,3 billones y elevaron su saldo a COP 107,2 billones. Aunque su participación todavía se encuentra por debajo de los niveles que superaban el 20% en años previos, el renovado interés confirma que Colombia sigue siendo un mercado relevante en el radar internacional, condicionado eso sí por la percepción de riesgo soberano.

Los Fondos de Pensiones y Cesantías reafirmaron su rol estructural con un incremento más moderado de COP 400 mil millones. Alcanzaron un nuevo máximo histórico de COP 205,4 billones y mantienen cerca del 31% del mercado. Este dominio convierte al ahorro pensional en el verdadero pilar del financiamiento público, aun cuando su ritmo de compra sea más pausado.

El contraste llegó desde el Ministerio de Hacienda, que redujo sus posiciones en COP 2,5 billones y registró una caída de 17,2% frente a julio. Este movimiento, más que coyuntural, refleja la urgencia de atender crecientes necesidades de caja y deja entrever la presión que seguirá ejerciendo el frente fiscal en lo que resta del año. La señal resulta evidente, pues mientras la demanda privada e institucional sostiene al mercado, la oferta de TES seguirá creciendo en la medida en que el Gobierno busque recursos adicionales.

El impacto sobre la curva de rendimientos no se hizo esperar. La sobreoferta percibida impulsó al alza las tasas en los tramos cortos y largos, mientras que la parte media mostró estabilidad gracias a la demanda institucional. Este comportamiento reforzó el empinamiento estructural de la curva, expresión de un mercado que asimila tanto el ruido fiscal como la expectativa de un ciclo de política monetaria más laxo.

Mirando hacia adelante, la sostenibilidad de este equilibrio dependerá de dos factores. Primero, la credibilidad en la estrategia de endeudamiento del Gobierno. Segundo, la capacidad de los inversionistas locales y extranjeros de seguir absorbiendo emisiones en un entorno de creciente sensibilidad a las cuentas fiscales. Con un 63% del mercado concentrado en tres jugadores, Fondos de Pensiones, Bancos y Capital Extranjero, la dependencia estructural es evidente y aumenta la vulnerabilidad ante cambios regulatorios, choques externos o ajustes de portafolio.

El mensaje que deja agosto es doble. Por un lado, la solidez de la demanda muestra que los TES continúan siendo un activo atractivo para los inversionistas institucionales. Por otro, la presión fiscal amenaza con erosionar esa confianza si no se acompaña de una narrativa clara y consistente en materia de deuda y gasto público. El reto consiste en que el financiamiento del Estado no termine tensionando al mismo mercado que hoy lo respalda.

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