No hay que ser adivino para prever que lo que estamos viviendo puede ser el inicio de otra crisis como la que vivimos durante la pandemia, guardadas las proporciones, por razones que se conocen y comentan, pero que podrían superarse y hasta decirse que evitarse, si se actúa como debe ser y con rapidez.

Es de lógica pensar que cuando estuvimos bajo las medidas preventivas del tristemente célebre covid 19 las bases para las dificultades de la implementación de las prácticas mercadológicas eran diferentes. Pero, la falta de control y la mal entendida libertad de acción en los mercados (se cree que libertad es hacer lo que se desea, como si la normatividad no se tuviera que dar), han ocasionado en el “mundo libre” lo que vivimos. Como afirmó el Papa Francisco, las ideologías están haciendo vivir circunstancias y momentos complicados en muchas partes del mundo.

Es notorio el desequilibrio y la desigualdad de condiciones para desempeñarse en los mercados actuales, y especialmente el colombiano del momento por la incertidumbre y los temores que se están viviendo, al igual que para la gran mayoría de participantes en los mercados, incluyendo los clientes porque hay que agregar a lo anterior que se han modificado muchos hábitos y costumbres.

Si no se toman medidas para controlar actividades que generen y mantengan los mercados, tanto en los sectores públicos como privados, en la producción, en la comercialización, y en el manejo del sector financiero, en países como el nuestro más que en otras economías, y no se trabaja un verdadero y efectivo mercadeo, muy pronto estaremos viviendo una crisis que será muy difícil de superar en el mediano plazo. Es que de verdad la situación del país nuestro no es normal, ni es la que ni los académicos ni los prácticos o pragmáticos tienen en cuenta en los procesos y en las decisiones.

Nuestras circunstancias exigen, además de los análisis normales que tanto se dan en los textos, seminarios, conferencias, etc., análisis complementarios, considerando la realidad colombiana, influenciada por ideologías y economías subterráneas y comportamientos anormales.

La proliferación de medidas (leyes o proyectos de ellas) y acciones sin importar cuántas, ni dónde, ni por qué. Los nuevos productos que son lanzados al mercado más por instinto e intuición que fundamentados en procesos y análisis. Los cierres o desaparición de organizaciones o la llegada de nuevos participantes en todos los campos, hacen prever que seguiremos estando ante una incertidumbre y accionar impredecible que hará que las consecuencias que podrían ser funestas se conviertan en común denominador.

La falta de mercadeo en tantas organizaciones tanto del sector privado como público, y en otros como la religión, el deporte, la cultura, social etc., sumada a deficiente utilización de las herramientas del mismo que se utilizan para generar y mantener los mercados, hará imposible que se llegue a obtener un sistema en el que se logren verdaderos comportamientos sostenibles.

La miopía de mercadeo, que como hemos dicho ya es casi que una ceguera, si no se corrige, generará una desinformación y malformación de los mercados difícil de recuperar en medianos plazos. Así como lo que estamos viviendo en los mercados se había previsto desde varias ópticas, se puede dar más si no se actúa a tiempo, sobre todo en nuestro país.